Los acusado de pertenecer a una banda de traficantes admiten consumir droga pero no vender

Los acusado de pertenecer a una banda de traficantes admiten consumir droga pero no vender

Rioja2

0

Los acusados de pertenecer a una banda criminal de traficantes han reconocido hoy, frente a la Audiencia Provincial, ser consumidores de grandes cantidades de droga en fiestas e, incluso, a diario, pero han negado dedicarse a la venta. “Me daba igual que fuese sábado o martes”, ha dicho uno de ellos, A.P, en relación al consumo.

La Audiencia Provincial acoge, en la mañana de hoy, la segunda sesión del juicio a los veinte acusados de tráfico de drogas y pertenencia a banda criminal tras una investigación del Grupo UDYCO de la Brigada Provincial de Policía Judicial que abarcaría, presuntamente, a una red que operaba en el norte de España.

“Tenía pastillas porque hacíamos fiestas y nos drogábamos”, ha asegurado el presunto líder de la banda en La Rioja, V.V, quien ha negado tajantemente que exista una banda criminal o que se dedicara a la venta de droga.

El testimonio del 'guardador'

El acusado R.S.F, al que la investigación señala como el 'guardador' de la droga que repartía el presunto líder, V.V, entre la banda criminal, ha reconocido hoy ante la Audiencia Provincial que hacía esta labor a cambio de droga. También ha contado que V.V se refería al speed en las conversaciones telefónicas como 'coche'.

R.S.F, con domicilio en Ausejo, ha empezado reconociendo, en el interrogatorio de la fiscal, conocer a V.V porque le vendía droga, ya que es “habitual consumidor”. Después, ha confesado, también, que V.V le entregaba speed, “en grandes cantidades”, para que lo guardara en su domicilio.

Ha relatado que, en concreto, el 28 de marzo V.V le dijo que le diera “su coche al gitanillo”. El coche era la palabra clave para referirse a la droga. En cuanto a la cantidad, ese día fue un kilo.

Era una petición que le hizo “más veces” pero, según ha contado, a partir de ese día siempre se encargó de las entregas V.V: “Venía siempre él y yo sólo se lo guardaba”. Así, el 11 de abril también le pidió que le diera “su coche” a otro comprador pero “vino él”.

A preguntas de su abogado ha explicado, algo acalorado porque dice arrepentirse, que V.V le pagaba con cincuenta gramos al mes por tener la droga “en el alto de una habitación”, donde V.V “trajo dos arcones”. Le conocía porque le vendía droga y, como andaba mal de dinero, llegaron a ese “acuerdo”.

Es consciente de que la policía le considera 'el guardador', tal y como ha contestado a su abogado, y se arrepiente de haberlo hecho. A día de hoy tiene contrato de trabajo, dos hijas, y ha estado en la cárcel un tiempo en el que ha muerto su madre. No tiene conocimiento de que hubiera “más personas” en una presunta trama: sólo tenía “trato” con V.V.

A continuación, otro acusado, C.J.M, ha contado haber ido a recoger una bolsa de marihuana que le dio “una chica” en Ausejo. Fue el 11 de abril, y sólo recuerda parar en la plaza e ir a una puerta a la izquierda.

En este misma línea, J.A.S, consumidor de marihuana y speed, ha contado que V.V usaba una habitación de su casa en Mendavia cuando discutía con la novia y en ella la policía encontró una libreta, armas de fogueo y una caja fuerte. Él asegura que ni entraba.

El principal acusado niega la trama

Antes de estos testimonios, V.V, que ha rechazado contestar a preguntas de la fiscal, ha coincidido con A.G.A que, en su testimonio del día anterior, relató que le había vendido un coche.

V.V ha justificado los mensajes en los que le reclamaba dinero en que primero le compró un Audi y, luego, lo cambió por un Golf que valía más y A.G.A le pedía la diferencia.

“Parece que ir a un concesionario hoy en día es un delito”, ha clamado al tiempo que ha dicho que es “totalmente incierto” que estuvieran relacionados con una trama de tráfico de drogas por la que A.G.A sería (según la investigación policial) el suministrador a gran escala de V.V.

En cuanto a J.A.H, en cuya vivienda supuestamente se centralizaba el tráfico en Lardero, ha dicho haberlo conocido en prisión. Del resto de acusados ha contado conocer a algunos de drogarse juntos.

Su abogado ha pedido escuchar las grabaciones en las que se sustenta la acusación, para que su defendido pudiera decir si se reconocía, pero el juez le ha explicado que lo impedían “medios técnicos” y que se escucharían otro día, cuando se diese paso a las pruebas documentales. Esto ha motivado una protesta del letrado por entender que se vulneraba el derecho a la defensa de su cliente.

V.V ha negado haber hecho entregas de droga a R.S (quien más adelante sí lo ha reconocido): “No he hecho ninguna entrega, yo sé lo que tengo en mi casa no lo que tienen los demás”.

De J.A.S ha dicho: “Me he drogado con él, he vivido con él, hemos estado de fiesta, tenía pastillas para drogarnos porque hacíamos fiestas y nos drogábamos (...) nos hemos tirado semanas de fiesta, será con la persona con la que más me he drogado”.

Ha contado que consume “todos los días desde los diecisiete años: speed, cocaina, heroina y extasis” pero ha negado el tráfico de drogas.

También ha testificado A.P, quien sólo ha querido responder a su abogada, ante la que ha dicho conocer a D.S (acusado de fabricar droga) porque consumían juntos “bastante” de fiesta. En cuanto a A.G.A “ni de oídas”.

Ha contado que empezó a consumir porque, tras morir su madre, se “refugió” en las drogas: “Doy gracias que me detuvieran porque desde que entré en la cárcel he dejado de consumir”, ha dicho.

Más tarde, el acusado J.A.U ha relatado, a preguntas de la fiscal, que el día de su detención acababa de comprar cien gramos de cocaína para su consumo particular cuando acudió a casa de A.G.A para devolverle unas llaves porque le había hecho una obra en casa.

Se encontró con que estaba la policía con él y, cuando la fiscal le ha preguntado si le había comprado la droga a él ha dicho: “Si llego a saber que tenía todo eso se lo compro a él”.

M.E.G, por su parte, ha contado haber consumido en un momento puntual en el que le superó la vida, pero ha rechazado haber vendido y ha asegurado haber “aprendido una lección muy grande” tras pasar por el calabozo y no querer volver a drogarse en la vida. Una vida que ahora lleva en una casa familiar de un pueblo pequeño, tras varias anginas de pecho, dando talleres a las mujeres.

Etiquetas
stats