El Teatro Bretón acoge la ópera Carmen, de Bizet

El Teatro Bretón de los Herreros de Logroño acoge este martes 9 de noviembre la ópera ‘Carmen’ de Georges Bizet, que será representada a las 19:30 horas por solistas, coros y orquesta de Ópera 2001 y el Ballet Español de Carmen y Matilde Rubio, bajo la dirección musical de Martín Mázik y la dirección de escena de Roberta Mattelli. Con una duración de 175 minutos, intermedios incluidos, este espectáculo forma parte de la programación del Teatro Bretón para los meses de agosto a diciembre.

‘Carmen’, la obra de Mérimée, no fue extraída del desván de los olvidos cuando Bizet decide convertirla en soporte de la nueva ópera que, en 1872, le encargó la dirección del teatro de la Opéra-Comique. Tras la primera publicación en 1845, se sucedieron las reimpresiones anteriores al estreno de la ópera.

La obra encargada tenía un destino claro y manifiesto: un local determinado por ya su propio nombre, L’Opéra-Comique, y por toda una tradición, que traía consigo un tipo de público, entre cuyos gustos no figuraba –según sus propios directores– el tolerar que se mostrase una muerte, un crimen, desde el escenario. Bizet no era tampoco un autor primerizo en este género, sabía a qué atenerse, y con qué estilo de cosas debía responder.

Sorprende, por ello, la elección por parte de Bizet de una obra como la novela de Mérimée, tan repleta de escenas de “mala vida” y de crímenes pasionales. Sorpresa que también se extiende al hecho de recurrir como libretistas a Ludovic Halévy y Henri Meilhac, especializados exclusivamente en el teatro llamado de boulevard por su tono desenfadado y alegre.

Pero surgió algo que, aunque pertenece al ámbito misterioso de la creación artística, al querer darle vida musical a Carmen, adquiere una fuerza, una potencia, en la imaginación del compositor, que ya no le resulta posible reducirla, a los estrictos límites de una opéra-comique. El personaje se le rebela, se desborda de su estatuto inicial. Aparece en el personaje su preferencia por un tipo de mujer que encuentra en Carmen su mejor exponente.