“Mi exmarido aprovechó mi ingreso por coronavirus para quitarme a mi hijo de 12 años”

"Mi exmarido aprovechó mi ingreso por coronavirus para quitarme a mi hijo de 12 años"

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La violencia vicaria es la violencia instrumental que se ejerce por el agresor sobre las hijas o hijos para hacer daño a la madre. “Cuando ya el progenitor no tiene acceso a su ex pareja, le causa mayor dolor utilizando a las hijas o hijos como armas arrojadizas, como objetos, instrumentos con los que dañar a la madre”, así la define Paula, que sufre esta situación. Su hijo de 12 años no quiere verla, la insulta e incluso la ha agredido y ella está desesperada por recuperarlo.

Así, encontró la asociación M.A.M.I (Manipulación con Alejamiento y Maltrato Infantil), que desde hace seis años ofrecen apoya a las mujeres que están pasando por lo mismo y cuentan con psicólogas y abogadas espercialistas. También luchan por que la Ley de Violencia de Género incluya la violencia vicaria, que todavía no está reconocida en la legislación.

Desde que se conoció el testimonio de Rocío Carrasco, la asociación M.A.M.I pensó que era el momento de dar a conocer la primera asociación contra la violencia vicaria y acercarse a las comunidades autónomas. Y Paula será la portavoz en La Rioja.

Todas las mujeres que forman M.A.M.I están en tratamiento psicológico por ansiedad y muchas de ellas han sufrido intentos autolíticos. “La mujer no es consciente que está utilizando al menor como una forma de controlarte y al final, si el niño o niña es muy pequeño y no es todavía manipulable, puede ocurrir el final más terrible de la violencia vicaria: matar a tus propios hijos para que la madre muera en vida y no levante cabeza jamás”, explica Paula. Todas estas mujeres han sufrido también violencia machista.

“Mi exmarido era un funcionario de alto cargo y me maltrataba psicológica pero nunca físicamente para no dejar ratro”, explica Paula. A pesar de ello, tras la separación tenía un régimen “bastante amplio” de visitas.

Pero el coronavirus lo cambió todo. Paula enfermó y tuvo que ingresar en el hospital y, por tanto, cambiar el régimen de visitas y dejar a su hijo con su padre con la condición de volver al anterior régimen cuando se recuperara.

“Presentó un escrito de oposición y alegó sin ninguna prueba que yo maltraba a mi hijo, que yo no estaba en condiciones de hacerme cargo de él...”. También debido a la pandemia, la actividad de los juzgados se paró y aunque la jueza le dió la razón a Paula, el juicio se había demorado un año y cuatro meses. Un año y cuatro meses sin ver s su hijo.

“Me tiemblan las piernas cada vez que entró a la mediación con mi hijo”

Tras todo este tiempo viviendo con su padre, su hijo ya no quería volver a verla. “Mi ex me había quitado a lo más importante de mi vida, es muy difícil de asumir puedas perder a tu hijo para siempre”. Ahora ambos han comenzado un proceso de mediación una vez por semana. “Pero se escapa, me insulta, no me mira,me trata con rechazo y odio y se va con su padre”, cuenta Paula conteniendo las lágrimas. “Mis piernas tiemblan cada vez que entro en el cuarto supervisada por una psicóloga”.

Paula anima a otras mujeres riojanas a sumarse a M.A.M.I enviando un e-mail a stopviolenciavicaria@gmail.com o un WhatsApp al teléfono 655 96 27 80. “Te esperamos porque tenemos fuerza para luchar por nuestros niños y esperanza por recuperarlos. Ellos también son víctimas de esta lacra de maltratadores”.

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