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“Vinimos empujados por la pandemia y, si nos vamos, lo haremos por los parques eólicos”

"Vinimos empujados por la pandemia y, si nos vamos, lo haremos por los parques eólicos"

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Pablo, su mujer y sus hijas vivían en Barcelona cuando llegó la pandemia. Tener que estar confinados en un piso les llevó a una drástico decisión: pasar unos meses en la casa de la abuela, en Santa Lucía de Ocón. Unos meses que se han convertido en definitivos, ya que esta familia ha decidido quedarse en La Rioja, siempre y cuando no salga adelante el proyecto de energías renovables en la zona. “Vinimos empujados por la pandemia y, si nos vamos, lo haremos por los parques eólicos”.

La mujer de Pablo y su familia paterna son de Logroño, mientras que él ha vivido en la capital riojana, pero también en San Sebastián, Extremadura o Uruguay. Ambos formaron una familia en Barcelona con dos niñas de 14 y 7 años, pero hacía tiempo que le daban vueltas a la idea de venir a La Rioja. “Siempre que veníamos a Santa Lucía nos encantaba la zona. Barcelona es una ciudad muy exigente con los niños pequeños y además nuestra hija mayor tiene una discapacidad”.

Por eso cuando anunciaron que cerraban Cataluña, vieron que “era inviable estar en un piso en Barcelona con las dos niñas” y se vinieron a pasar el confinamiento al valle de Ocón.

Desde que llegaron, no se han arrepentido de su decisión. “Aquí la vida es más tranquila, hay más tiempo para todo, bajamos el ritmo y además tenemos apoyos familiares”. Las niñas van al colegio en Logroño, porque “no queríamos que tuvieran un cambio tan grande. Queríamos que vivieran en contacto con naturaleza pero que no se aislaran”.

En Santa Lucía, sus hijas “están viendo otra forma de estar en el mundo”, aun teniendo en cuenta que “ha sido un año muy raro, para lo bueno y lo malo. Estábamos en una burbuja y salíamos a pasear sin problema, teníamos un patio... Esto es una bendición en comparación con cómo estaba la gente en Barcelona”.

A esta familia le gusta “vivir en plena naturaleza, con infraestructuras cerca y en un sitio tan virgen”. Ahora su idea es “disfrutar más del contacto con la gente y movernos más, pero volver a nuestro reducto de paz. La sensación cuando te vas fuera y vuelves a casa es brutal con respecto a Barcelona, donde cuando vuelves te sientes engullido. Aquí vuelves a casa, pero si te quedas estás feliz igual”.

Sin embargo, Pablo reconoce que tanto él como su mujer, que pueden teletrabajar desde aquí, han perdido la ilusión de “iniciar un proyecto de vida de vida diferente”. Ya estaban buscando terrenos para construirse una casa cuando surgió la noticia de la instalación de 'megaparques eólicos' en la zona. “Yo estuve tres días sin dormir, te das cuenta de que el proyecto de vida que ibas a empezar esta amenazado y con ese miedo estamos paralizados, no sabemos qué hacer, pero si se llevan a cabo los proyectos nos vamos”.

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