Munilla rememora su pasado chocolatero: llegó a tener ocho fábricas y premios internacionales

El pasado chocolatero del pequeño pueblo de Munilla es demasiado desconocido para la importancia que tuvo a mediados del siglo XIX, cuando era un pueblo aislado en el monte todavía sin carreteras y sin accesos cercanos al tren donde había ocho fábricas de chocolate con importantes producciones.

Ya no quedan vecinos que trabajaran en las fábricas pero si hay quienes las recuerdan funcionando o incluso cómo les regalaban un trozo de chocolate cuando eran niños. Ahora una exposición que ha puesto en marcha la asociación Amigos de Munilla quiere mostrar a los jóvenes una parte importante de la historia de un pueblo que siempre ha sido más conocido por su industria textil y del calzado.

Desgraciadamente, de las fábricas apenas quedan ya ruinas y tampoco es fácil encontrar utensilios o máquinas de entonces. “Algunos descendientes de los dueños de las fábricas vienen a Munilla en verano y nos contaban que cuando uno cierra una fábrica se siente como una historia triste y no se apegan tanto a documentos o recuerdos”, apunta Jesús Montiel, uno de los impulsores de la exposición 'Como Munilla para chocolate'.

Aún así han conseguido recabar mucha información que podrá verse entre el 8 y el 22 de agosto de las 18:30 a las 20 horas, en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de Munilla. Habrá un metate, que es un molino de piedra con el que se molía el cacao en un primer momento, moldes de chocolate, sellos, documentos originales, cromos, postales y troquelados que se incluían en las tabletas para fidelizar a los clientes...

También existen diplomas de exposiciones internacionales y es que los chocolate de Munilla recibieron premios en Filadelfia (1876), Chicago (1890 y 1894) o París (1878) y cartas con compañías a partir de las que se ha podido saber que importaban el cacao de Guinea Ecuatorial, Puerto Rico o Venezuela.

Según explican los organizarones, entre las fábricas de chocolate de Munilla destacaron la de Francisco de Enciso Ruiz, de la que hay datos desde 1852 y paso de generación en generación hasta su cierre en 1956. Fue la primera y así lo reflejaba el nombre de su marca: 'La Primera de Munilla“. También fueron importantes Chocolates Las Bargas, de Isidro Aguirre e hijos o chocolates El Pilar.

¿Que convertía a Munilla en un punto neurálgico de la industria chocolatera? Aunque hay quienes apuntan a que la impulso algún indiano retornado, el presidente de la asociación Amigos de Munilla, Jesús Montiel, defiende que se debió al carácter emprendedor de las personas del pueblo. Un carácter emprendedor que ya habían demostrado con la exportación de paños desde el siglo XVIII y que adaptaron a la moda del chocolate en el siguiente siglo.