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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Algo a lo que agarrarse

Algo a lo que agarrarse

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Otro aire. Otro estímulo. La UD Logroñés tiene algo a lo que agarrarse. Falta le hacía. Durante 57 minutos fue más de lo mismo: un equipo a la expectativa, sin confianza, tímido y más pendiente de no fallar que de buscar la portería rival. Sin embargo, el gol de Andy, desde el punto de penalti tras una acción brillante de Iago López, que sirvió para quebrar 534 minutos sin celebrar un tanto, dieron paso a un conjunto que creía en sí mismo y que intentaba centrarse en los recursos que podía ofrecer (aunque fueran limitados). Es más, el empate después de que Manu Barreiro hiciera un descosido a los dos centrales visitantes, no pasó factura porque los riojanos estaban más cómodos en el Anxo Carro -diez partidos sin perder lleva el cuadro gallego desde que está Nafti y sólo tres goles recibidos: Las Palmas, Espanyol y UD Logroñés- que un Lugo que tuvo que afrontar los minutos finales en inferioridad por la doble amonestación de Hugo Rama.

Quizá por todo ello, por saber el camino por el que atravesaba el bloque logroñés, las dudas que ofrecía y sigue ofreciendo en determinados momentos en la retaguardia, las circunstancias del choque (Sergio Rodríguez tuvo que realizar dos sustituciones antes del descanso por lesiones de Errasti y Clemente), las tablas (1-1) hay que darlas por buenas, se suma que no es poco, sobre todo, porque el bloque de Nafti perfectamente podía haberse puesto por delante (un poste y varios remates) en el marcador siendo mejor que su oponente durante un primer tiempo donde la UD Logroñés parecía abocada al desastre tarde o temprano. Por suerte, hubo una jugada, la que se inventó Iago López y su posterior gol, que debe servir de esperanza y de punto de inflexión.

Sergio Rodríguez, al que le gustó en líneas generales cómo jugó su equipo ante el Alcorcón, volvió a dar confianza, de inicio, prácticamente a todos los futbolistas, con la excepción de Clemente por Bobadilla y Roni por el lesionado Nano Mesa. Una demostración de que pocas revoluciones quedan por ver salvo cambio de timón. Sin embargo, la lesión, a los cinco minutos de Errasti, obligó al técnico riojano a poner en escena a Petcoff, ausente desde hace muchas jornadas.

De partida, la UD Logroñés quiso elaborar, atraer a la presión (alta) a los lucenses para buscar, de no poder conectar entre líneas, al espacio los desmarques constantes de Roni (para desahogar a los suyos) y Leo Ruiz. Por su parte, el cuadro rojiblanco es más directo y persistente, con constantes centros laterales (para ello no requiere combinar demasiado) y que condiciona con su estilo. Cuestión que se pudo apreciar con los duelos aéreos que ganaba Manu Barreiro, tanto en saques de banda como en juego posicional.

Eso provocó que los de Nafti rondaran el área de los blanquirrojos -de azul en tierra gallegas- con una falta lateral que remató Marcelo y atajó Santamaría, además de una conducción y posterior tiro potente de Rodríguez que repelió con los puños el meta navarro. Los visitantes, expectantes para variar, sin capacidad de reacción y confiando que pasara el temporal. La pelota ya no le duraba nada y los anfitriones veían sangre. El que lo volvería a intentar fue Appiah: controló, dibujó una diagonal partiendo desde la derecha para golpear con la izquierda y toparse con el poste.

Un infortunio, otra lesión muscular, de Clemente (segunda ventana utilizada) podía frenar el énfasis de los locales, pero la presencia de Bobadilla no amilanó a los rojiblancos que continuaron bombardeando el área riojana. Campabadal centraba desde la derecha y Juanpe remataba de cabeza picado para que Santamaría se hiciera con el cuero. La UD Logroñés necesitaba frenar el ritmo de un partido en el que se encontraba a merced. El plan pasaba por aguantar, confiar en una contra para ganar metros y ver si había fortuna en alguna posible acción de estrategia (claro que si los lanzamientos de Paulino botaban antes de llegar al área es más complicado).

El descanso sin movimiento en el marcador era una buena señal y eso que los riojanos se habían estirado en la recta final con un par de transiciones y dos saques de esquina donde comprobaron que Cantero estaba bajo palos, eso sí era un espectador. Los dos técnicos movieron ficha en el intermedio para reforzar posturas. Nafti cambiaba a sus dos centrocampistas, ambos amonestados, mientras que Sergio Rodríguez hacía debutar a Pacheco por un desaparecido Olaetxea.

Acciones que propiciaron un mayor equilibrio durante los primeros compases de la segunda mitad. Quizá por eso Iago López, uno de los futbolistas más en forma de los blanquirrojos, se atrevió a irse de su lateral, conducir bastantes metros, apoyarse con Leo Ruiz y presentarse ante Cantero, controlar con el muslo y ser arrolado por el meta de los lucenses. Andy no desperdició la oportunidad y dio alas a una UD Logroñés que ponía fin a su sequía goleadora después de 534 minutos.

El tanto animó a los riojanos, que empezaban a creer en sí mismos. Por fin. Pero el Lugo comenzó a empujar pese a la confianza que parecían tener los logroñeses, que se estiraban. Sergio Rodríguez atisbaba una sustitución para controlar más la medular (como así sucedió después), pero Manu Barreiro dejó en evidencia a los centrales con una magistral maniobra; se acomodó el balón y cuerpeó para dejar fuera de zona a Álex Pérez, se orientó la pelota con un leve toque, a la vez que se zafó de Bobadilla, y se dio la media vuelta para superar con destreza a Santamaría.

Entonces el preparador logroñés agotó las sustituciones con Sierra y Ander Vitoria por los dos delanteros titulares. En lo positivo, no se acusó el gol encajado y el control era de los visitantes, que estaban en campo contrario con asiduidad con incluso varias córners a su favor, aunque sin consecuencias. La posibilidad, sin embargo, estuvo ahí cuando Petcoff le ganó la partida a Marcelo y el argentino, algo precipitado, enganchó una volea que se marchó por encima del arco local. Por si fuera poco, Hugo Rama vio la segunda amarilla y dejaba a los suyos en inferioridad para los últimos minutos del encuentro.

Eso no quitó para que Manu Barreiro metiera el miedo en el cuerpo cuando se anticipó a Álex Pérez y su remate no encontró portería. O para que Bobadilla, en su afán por anticiparse, se equivocara y trabara a Chris Ramos provocando una falta peligrosa que terminó con un remate sin fe de Venancio. La pelota le pertenecía a la UD Logroñés, pero faltaba profundidad. De hecho, ya no hubo más remates, ni centros al área, ni llegadas en segunda línea. Control y poco más antes de volver a sumar un punto en un partido en el que el mínimo brote de esperanza debe servir para romper la inercia de un alicaído equipo que necesita reencontrar sus virtudes, que las tiene.

Ficha técnica

Lugo: Cantero; Campabadal, Venancio, Marcelo, Canella; Appiah (Gerard, min. 63), Juanpe (Hugo Rama, min. 46), Pita (Xavi Torres, min. 46), Rodríguez; Manu Barreiro (Seoane, min. 86) y Herrera (Chris Ramos, min. 77).

UD Logroñés: Santamaría; Medina, Álex Pérez, Clemente (Bobadilla, min. 37), Iago López; Olaetxea (Pacheco, min. 46), Errasti (Petcoff, min. 9), Andy, Paulino; Roni (Ander Vitoria, min. 69) y Leo Ruiz (Sierra, min. 69).

Goles: 0-1, min. 57: Andy, de penalti. 1-1, min. 68: Manu Barreiro.

Árbitro: Álvaro Moreno Aragón (Comité Madrileño). Expulsó por doble amonestación a Hugo Rama (min. 64 y 84), del Lugo. Amonestó a Juanpe (min. 6), Pita (min. 43) y Cantero (min. 56), por el Lugo y a Álex Pérez (min. 18) y Bobadilla (min. 77), por la UD Logroñés.

Foto: UD Logroñés

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