Inesperado revés en la vuelta a la competición

Inesperado revés en la vuelta a la competición

Rioja2

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El BM Logroño acusó muchas cosas en su primer partido del año 2021. Quizá por todo ese cúmulo de circunstancias cedió ante un Sinfín agresivo (ahí quedan la friolera de 10 exclusiones, que conllevaron dos rojas) por 23-27. Las bajas en el bando franjivino fueron importantes (ni Delcio Pina ni Ceretta ni Hackbarth estaban en la citación), la falta de competición también pasó factura -el cuadro logroñés no disputó ni un amistoso en esta segunda pretemporada-, la ausencia de calor humano en las gradas que espoleara a los jugadores en los peores momentos (se jugó a puerta cerrada), pero es que además el bando local estuvo bastante permisivo durante los primeros minutos, justo cuando más desconectado estuvo.

Esa rémora en el marcador, 0-4 y un posterior 1-6, obligaron a un esfuerzo extra, tanto físico como mental, que los pupilos de Miguel Ángel Velasco no estaban en condiciones de soportar. Y eso que hubo momentos en los que parecía posible la remontada; como con el 13-15 al descanso o incluso con las igualadas a 17 y 18. Hasta con el 21-22 con algo menos de 10 minutos por delante… y los buenos números de Rangel bajo palos. Sin embargo, Sinfín (liderado en ataque por Herrero, autor de 10 goles) hizo su trabajo en el aspecto defensivo para neutralizar a un BM Logroño que nunca estuvo cómodo en su faceta ofensiva (Edu Cadarso, Casado y Ortiz acumularon 16 tantos entre los tres) y, por si fuera poco, Ernesto acabó desquiciando a los riojanos con paradas determinantes cuando el tiempo apremiaba.

Evidentemente, la derrota es un palo en lo deportivo por las aspiraciones de los franjvinos, inmersos en la pelea por puestos europeos (ir a la competición continental, como se ha comprobado esta campaña en la que se ha renunciado, es lo de menos) y que se medían a un rival que, con este importante triunfo, da un paso más para alcanzar su objetivo, la permanencia. Se puede decir que fue inesperada, pero no injusta por lo que se demostró sobre el 40 por 20. Los cántabros salieron más intensos y eso fue un error más de los logroñeses, que en el estado en el que se encontraban, no se lo podían permitir.

Moreira, a los 6 minutos, marcaba el primer tanto de los suyos, 1-4. Ni con esas espabilaron los anfitriones -aunque este miércoles ese factor ni influyó en nada-. Dimitrievski y Basualdo (acabaron expulsados por reincidencia en las exclusiones), dos veces, dejaban a los suyos en inferioridad, pero el BM Logroño no terminaba de engancharse porque el 1-6 era una realidad. Mínimo respiro con el 5-8 antes de llegar al cuarto de hora y el posterior 6-9. Pero Sinfín estaba con una marcha más. Se notaba porque Velasco utilizaba la cartulina verde que ya había enseñado desde los primeros minutos con el 7-12.

Esta vez, la charla surtió efecto al instante, acompañada por una exclusión de Ramiro. Con el 10-12 parecía que llovía menos, pero cuando se acercaba el bloque riojano, los de Víctor Montesinos daba un golpe encima de la mesa. 10-14. Por suerte, en los tres últimos minutos del primer tiempo un parcial de 3-0 dio esperanzas a un BM Logroño que podía acusar el desgaste mental y la escasez de rotación. Después de todo, con media hora por delante, el 13-15 era un grandísimo resultado porque el margen de mejora era considerable. El problema es que se mantuvo el nivel, pese a los intentos por cambiar la inercia.

Parcial de 0-2 para dar aire a los santanderinos. Pero, los logroñeses reaccionaron con valentía y con Rangel ya bajo palos. Sánchez-Migallón, desde el extremo, empataba a 17 con todavía 20 minutos por jugar. Sin embargo, Sinfín tenía la mentalidad para no venirse abajo y continuar taladrando la confianza de su oponente. Del 18-18 se pasó al 18-20 y al 19-22, tras un tanto de Ramiro. Velasco pedía un tiempo muerto con 20-22 y 11 minutos para decidir el ganador, si es que lo había, de la contienda.

Ortiz apretaba, 21-22, pero Montesinos, al instante, enfriaba los ánimos reuniendo a sus jugadores en un círculo. Entonces, el partido incrementó la tensión y los nervios. Basualdo ya estaba fuera (tres exclusiones) y Dimitrievski seguía el mismo camino que su compañero con el 21-23. Sinfín se aferró al triunfo, lo peleó con uñas y dientes, mientras que la acumulación de errores se apoderaba de un inconsistente y ansioso BM Logroño que no podía modificar el resultado, anclado en el 22-24, durante cinco minutos. Ernesto daba vida a los suyos; Rangel, no podía hacer más. El ataque franjivino no fluía y por mucho que Velasco intentara un último parón, desesperado, para aumentar la presión defensiva. La consecuencia fue que el equipo cántabro se iba a llevar los puntos con comodidad, 23-27, y evidenciando que el primer partido de la segunda vuelta siempre es impredecible, más aún en las circunstancias actuales donde la Covid-19 está, aunque no se quiera, tan presente en nuestras vidas. El sábado, el BM Logroño tendrá la oportunidad de redimirse.

Foto: BM Logroño

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