El roscón de Reyes que premia con sorpresas gastronómicas en la hostelería local

A punto de celebrar treinta años alimentando con pan y endulzando el paladar de los riojanos y las riojanas, Horno Arguiñano ha decidido cerrar 2020, un año marcado por la pandemia provocada por la COVID-19, con una apuesta altruista para contribuir, poniendo su granito de arena, a la recuperación de los bares, cafeterías y restaurantes de la ciudad.

Comidas y cenas en restaurantes de la capital, desayunos o visitas a bodegas son algunos de los premios culinarios que se podrán encontrar en los roscones de Arguiñano, además de las tradicionales figuras del haba y el rey. Unas sorpresas que no solo pondrán una sonrisa en el rostro de los agraciados sino también en el de los restauradores que, sin duda, les recibirán con los brazos abiertos.

Eduardo Villar, propietario de esta tradicional panadería de la capital riojana y presidente de la Confederación Española de Panadería, Pastelería, Bollería y Afines (Ceoppan), asegura que su objetivo con esta iniciativa es “animar a los ciudadanos y ciudadanas de La Rioja y provincias limítrofes a que consuman productos locales y regionales. La hostelería como sabemos ha sido duramente castigada durante la crisis sanitaria y necesita ahora más que nunca, contar con nuestro apoyo, con el de todos los ciudadanos para que no vuelvan a quedarse atrás”.

No hay día de Reyes sin roscón, una tradición muy nuestra que a todos encanta y que esperamos con ilusión cada año. Horno Arguiñano los ofrece en tres tamaños: pequeño, mediano y grande y en los sabores más variados: desde los clásicos de nata, crema y trufa a los de merengue, moka o combinados entre ellos.

Los que quieran degustarlos este año, además de probar suerte, ya pueden reservarlo en Horno Arguiñano.