“Al equipo de gobierno de Logroño le falta realismo y empatía con la calle”

Rioja2

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En un año marcado sin duda por la pandemia, el Grupo Municipal Popular de Logroño ha echado en falta más realismo y más iniciativa por parte del equipo de gobierno. Su portavoz, Conrado Escobar, hace hincapié en la necesidad de escuchar a los vecinos y apoyar a los que peor lo están pasando, como comerciantes y hosteleros. Acabar el soterramiento y el nudo de Vara de Rey, organizar el quinto centenario y atender las emergencias sociales como la soledad de muchas personas mayores son algunas de las prioridades que plantean para el próximo año.

Ha sido un año complicado en el que la pandemia lo ha marcado todo. ¿Qué valoración hace desde el Grupo Municipal Popular?

La primera cuestión es de preocupación compartida con la ciudad y con los logroñeses, de solidaridad con los que lo están pasando mal y de recuerdo a los que nos han dejado. Hay demasiadas personas que se han ido sin poder despedirse de los familiares y eso entristece. A partir de ahí, nos embarga la preocupación por el futuro, un futuro que cada vez es más incierto si cabe por la falta de criterio, decisión y respuestas por parte del gobierno local. Están decepcionado a propios y ajenos en la gestión y están desaprovechando ocasiones para hacer ciudad en el mejor de los sentidos. Hay acuerdos que no se están produciendo y venimos pidiendo desde el prinicipio de la legislatura. Esa decepción se acusa más cuando, con la excusa de la pandemia, se están tomando decisiones que no se corresponden con la realidad que Logroño necesita. El tema de 'Calles Abiertas', por ejemplo, se está llevando de una manera muy alejada de la realidad, de los comerciantes, de los vecinos, de los taxistas y con un camino que no conduce a ningún lado.

¿Cree que se deberían haber hecho más cosas desde el Ayuntamiento?

Este año tiene dos momentos: el primero es el de comienzo del año, en el que dijimos que se necesitaba urgentemente un modelo de ciudad. Eso se traduce en un plan general y en agilizar esa asignatura que sigue pendiente y acumula retraso tras retraso como es el soterramiento.

Ya con la pandemia, en el capítulo social, partimos de la premisa de que Logroño tiene unos servicios sociales muy buenos, pero se necesita liderazgo y anticipación. Cada vez con más prioridad se necesitan viviendas sociales. Habíamos planteado acuerdos con la SAREB para constituir un parque de viviendas sociales que pudieran servir para alojos, realojos y situaciones de vulnerabilidad y la resupuesta municipal ha sido el cierre de la Oficina Municipal de Vivienda.

Hemos echado de menos realismo. Estamos empapados de recursos infantiloides, de cursilería dialéctica, pero de poca concreción. La movilidad no puede ser un camino de exclusión permanente, no se puede excluir a automovilistas y taxistas y apostar solo por un patrón de personas que vayan en bici o andando, porque la movilidad es diversa.

En el capítulo de grandes infraestructuras, Logroño está muy avanzando, con el soterramiento, pero hay que acabarlo, porque es una oportunidad para la ciudad. Echamos de menos que el gobierno local entienda que es una oportunidad para la ciudad y no lo vea como un gasto. ¿Por qué no disfrutamos del parque en la zona de Cascajos junto a la estación? Deberíamos permeabilizar esa zona. La otra gran infraestructura que también está en marcha, gracias al PP, es la circunvalación sur y tendríamos que aprovechar eso para seguir haciendo ciudad.

Además, si la ciudad tiene que ser cada vez más inclusiva, vamos a ponernos de acuerdo con un plan de dotaciones para barrios, con inversiones que sean necesarias y pedidas por la gente y no caprichos que fastidian, como en Duquesa de la Victoria. Ese ejercicio de realismo cotidiano de ciudad es lo que hemos echado de menos. La respuesta del equipo de gobierno es la falta de sintonía, de diálogo, de empatía con la calle.

Por otro lado, la pandemia está identificado nuevas emergencias sociales. Logroño tiene una población envejecida, hay mucha gente que está sola en casa y tienen que convivir con el miedo y se tiende a encerrar. Hay episodios de soledad no deseada a los que hay que responder, por eso hemos hecho propuestas concretas para definir un programa específico para esas personas.

Otro gran problema que emerge socialmente es el capítulo de la conciliación, con un componente mayoritariamente femenino. La conciliación es una de las asignaturas pendientes que la pandemia ha puesto más de relieve. Tenemos que plantearnos qué podemos hacer desde Logroño y se pueden hacer cosas como adaptar el horario de los espacios públicos a las diferentes circunstancias de las familias y de su realidad laboral. La respuesta ha sido que se han pagado las chiquibecas más tarde que nunca.

La otra gran apuesta que tenemos es la situación comercial. Logroño está experimentado un cierre paulatino y progresivo de muchos comercios y el Ayuntamiento no puede ser convidado de piedra en esta situación. Si queremos mantener el empleo, tenemos que ayudar a que esos autónomos sobrevivan. Si no hay actividad, nuestra propuesta es fiscalidad cero y más si se les ha obligado a cerrar. Las ayudas de tesorería, que se han orquestado gracias a que lo reclamamos, todavía están sin resolver.

El Ayuntamiento puede hacer más para que el dinamismo comercial que caracteriza a Logroño vuelve. Somos la primera ciudad comercial de España, pero con la amenaza de la pandemia y del comercio digital. Vamos a ayudar a que el comercio exprima sus fortalezas: cercanía, confianza, calidad. Podemos aprovechar que las exigencias sanitarias nos reclaman distancia social para hacer de la calle un escaparate del comercio, no sólo con ocasión de algún evento, sino casi de manera ordinaria. Q el escaparate sea la propia calle y eso suponga un atractivo turístico adicional para visitar Logroño y, en esta línea, no tiene sentido que la iniciativa 'Calles Abiertas' no tenga en cuenta el comercio.

¿Cómo valora los vaivenes del equipo de gobierno en asuntos como la concesón de subvenciones a clubes deportivos?

Ha sido un sainete, un mercado con dinero público, una subasta de egos y vanidades, una exhibición de división con dinero público en el peor moemnto posible. Cuando Logroño está esperando a que el presupuesto pueda suponer una tabla de salvación, el gobierno local ofrece el peor espectáculo posible. No hay liderazgo, esa crítica que le hacemos a Hermoso de Mendoza de que no habla con la ciudad, también vale para su propio gobierno.

¿Y qué van a decir las mujeres del voley, que se han disuelto y que con 20.000 euros hubieran tenido bastante para estar en ligas europeas? ¿No es un equipo de referencia? Pedimos que expliquen los argumentos y sean transparentes. Ha habido un juego de sillas, vanidades, egos, pataletas... cuando lo que se necesita es respuesta, objetividad y sentido del interés común.

¿Qué ciudad plantea el PP para el próximo ejercicio?

Nosotros establecimos unos cuantos ejes para un marco presupuestario y político para este año. Una de las principales cuestiones era superar esa dinámica del miedo en la que estamos instalados. Hay que aceptar el hecho de que salud y economía tienen que transcurrir en paralelo, hay que convivir durante un tiempo con este virus, por lo que planteamos apelar a la responsabilidad individual de cada uno, para eso proponíamos campañas de concienciación.

Un segundo eje sería la fiscalidad. El equipo de gobierno ya ha subido los impuestos y ahora propone volver a subirlos. La fiscalidad tiene que ser responsable, acorde con la actividad económica, porque es la única manera de salvar empleo, sobre todo en comercio y hostelería.

Otro eje sería acabar lo que está iniciado. Este año tenemos que tener la estación de autobús en marcha y también resolver el otro gran proyecto paralizado por Hermoso de Mendoza: el cruce de Vara de Rey con Duques de Nájera. Lleva 520 días y todavía no han contestado a las alegaciones, con lo que todavía no hay proyecto. Los logroñeses no merecemos esto.

En el capítulo urbanístico, hay que acelerar los trámites para revisar el plan general. La ciudad tiene que crecer. Sí que ha habido reuniones de diferentes concejales y nuestra posición es una ciudad inclusiva, colmatada, más densa y creciendo hacia dentro. Para eso es el otro gran eje, las ayudas a la rehabilitación, que no tiene sentido que se hayan reducido.

Además, tenemos que tener preparada la ciudad para cuando puedan venir visitantes y unir comercio con cultura y turismo. Me parece que el calendario va a poner en evidencia la poca gestión con el quinto centenario. Habrá cosas que, por razones sanitarias, no se podrán hacer, pero no consiste solo en eventos multitudinarios sino en hacer pedagogía. Tenemos un antecedente en el que se hicieron las cosas razonablemente bien, con Manolo Sáinz en 1995, pero ahora no se está haciendo nada.

Lo que planteamos es que es un ejercicio para que los logroñeses conozcamos a fondo la ciudad, con actividades que sean el pretexto para enarbolar cierto orgullo de ciudad que no existe. Es una magnifica manera para que ese sentimiento logroñés se fortalezca y eso lleva a que el logroñés sea el primer prescriptor turístico de la ciudad. La meor campaña de la ciudad la protagonizan sus propios habitantes.

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