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Opinión - Pedir perdón y que resulte sincero. Por Esther Palomera

“No ha sido fácil, el miedo se me quedó en los huesos. Pero tenía que salir”

"No ha sido fácil, el miedo se me quedó en los huesos. Pero tenía que salir"

Rioja2

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“No ha sido fácil, el miedo se me quedó en los huesos. Pero tenía que salir, con el apoyo que me dan aquí”. P. llegó a España en 2007 en busca de oportunidades de futuro junto a su entonces novio, después marido y padre de su hijo. Y maltratador.

La relación de pareja “fue bien durante unos meses”, afirma. Pero al instante matiza: “al menos así lo pensaba yo, igual no noté nada antes”. Pero la violencia machista invadió pronto su hogar. Primero, con actitudes de control, celos, minusvaloración... “Me decía 'Eso no está bien', 'Tienes que hacer como digo yo'... Salía y faltaba muchas noches, pero a mí me decía que tenía que quedarme en casa. Luego volvía bebido, se ponía nervioso... ”

Su agresor tampoco le permitía ir con amigas. “Me decía 'Con esa no sales, con esa tampoco que es una puta'...”, recuerda. Los golpes llegaron. “Era como normal”, refiere P., aún sin terminar de creerse que alguien pudiera considerar 'normal' esa violencia.

En una de las ocasiones, él la agredió y arrastró del pelo por todo el piso, que compartían con otras personas. Miraban, “pero nadie dijo o hizo nada”, cuenta con más amargura que reproche.

Pero en su visita al médico de cabecera tras estos hechos, todo cambió. “Me mandó a la trabajadora social y me dijo que denunciara”, explica P. Aunque no llegó a hacer esto último, sí accedió a los recursos para víctimas de violencia machista.

En primer lugar, el Centro Asesor de la Mujer, del Gobierno de La Rioja, y la Red Vecinal contra la Violencia de Género. “Yo ya estaba embarazada y fui a una casa de acogida. Al principio no quería, porque tenía que dejar mi piso. Pero allí estuve bien, me ayudaron y me acompañaron”, cuenta.

El miedo también le hizo ocultar a la empresa para la que trabajaba su embarazo. “Pensaba que me podían echar, pero luego hasta me riñeron por no habérselo dicho”, destaca. Tras la baja maternal y una excedencia, volvió al mundo laboral. También a su domicilio. También participó en los grupos de autonomía del Ayuntamiento de Logroño, “donde estuve muy acogida”.

En ese periodo de tiempo, su marido fue condenado por otros delitos y fue expulsado de España. A partir de ahí, para P. llegó una cierta tranquilidad de saber que no iba a cruzarse de nuevo con su agresor. Hace cinco años que se divorció y ahora vive en pareja.

Pero el intento de controlar su vida y las amenazas no han cesado. “Me ha dicho que me iba a matar si no vuelvo a mi país, que me iba a quitar a mi hijo, que nos iba a hacer daño... Yo poco a poco intenté hacer vida normal, pero me había quedado el miedo, la autoestima baja... A veces no dormía por las noches. Y él me conocía, sabía dónde atacarme”, cuenta.

Las amenazas no han cesado ni un solo momento en años. “Llamaba para hablar con el niño, pero a mí me decía 'por tu culpa, tu hijo no tiene padre', amenazaba con hacer daño a mi pareja o a mí. Por ejemplo, que un día me podía atropellar un coche y todo el mundo pensaría que había sido un accidente”. P. se acongoja al recordar estos episodios. Su preocupación ha ido a más al saber que él podría regresar pronto a España al terminar su expulsión.

Por eso, decidió acudir de nuevo al Centro Asesor de la Mujer. “He visto que aquí me ayudan. Yo tardé en darme cuenta de que era un chantaje, una manipulación. No le contesto y he decidido, después de tanto sufrir en silencio, denunciarlo. No puedo tolerarlo más, si hasta el día de hoy me dice que tenemos que estar juntos”, afirma.

A raíz de la denuncia, ya cuenta con protección policial. Eso la hace sentirse “más tranquila y protegida, aunque siga asustada”, porque sabe que alguien vela por ella en todo momento.

“Estoy orgullosa de mí después de todo. Aquí he encontrado una familia, mi hijo va muy bien en el colegio”, destaca. El niño también ha recibido atención a través del programa Apóyame.

Sobre su expareja y maltratador, apunta: “Él me quería transformar en su mundo, me decía que tenía más experiencia que yo. Y yo decía, ¿cómo va a estar bien algo que está tan mal? El coraje me ha costado años, sufriendo. Pero ¿iba a estar así toda la vida? ¿Por qué? Si no merezco eso”.

Ha querido compartir sus vivencias para que otras mujeres que estén sufriendo la violencia machista “sepan que hay ayuda, que puedes salir adelante. Yo he estado muy arropada”.

Consulta aquí todos los recursos para mujeres víctimas de malos tratos en La Rioja

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