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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Diluido en el momento de la verdad

Diluido en el momento de la verdad

Rioja2

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Dos de dos. Pero derrotas. El Reina Yogur Clavijo abre las dudas. Demasiado pronto. 35 puntos recibidos en el debut en Zornotza en los primeros 10 minutos y 28 en el último cuarto en el Palacio ante Grupo Alega Cantabria. Significativo. Por no citar el tema de los rebotes, 41 para los cántabros por 31 de los riojanos en el primer choque en el Palacio -con entrada gratuita-. Aspectos mejorables y que han condenado en los dos duelos jugados hasta el momento. Si en Amorebieta se fue cuesta abajo demasiado pronto, este domingo faltó consistencia para acabar lo que durante muchos minutos parecía un trabajo bien realizado.

Porque la derrota no debió ser tan abultada porque se fue por delante muchos minutos y hubo bastante igualdad, aunque este Clavijo se diluye en cuanto le atosigan. Casi cinco minutos sin anotar en jugada durante el momento de la verdad crucificaron a un equipo en el que Lobo (17 puntos y 16 lanzamientos más 4 tiros libres) y Gomes (14) fueron los máximos anotadores. Enfrente, hasta cuatro efectivos superaban la decena de puntos (Cizmic y Cabral firmaron 17, por los 14 de Toledo y 11 de Perry) y contaban con un jugador determinante, Cabral, que añadió 19 rebotes. El juego de equipo de Jenaro Díaz es lo que tiene, que en ocasiones, no tiene referentes y si los cuenta, son intermitentes por unas u otras razones.

El Reina Yogur Clavijo comenzó inspirado. 5-0 de partida con Hampl y De Pablo, desde el triple. Pero el Grupo Alega Cantabria ajustó sus piezas para acercarse, 5-4, conservar la calma e incluso voltear el marcador, con el 9-11, merced a 5 puntos seguidos de Niang. Vuelta de tuerca para los locales que con un parcial de 6-0 recuperaron el orden para cerrar un primer cuarto, 15-13, en el que prácticamente llevaron la manija.

Situación que se mantuvo hasta el descanso. Cierto que costaba anotar, que las defensas se imponían, que predominaban las pérdidas y que el acierto desde fuera, línea de tres, era escaso. Las rentas de los logroñeses eran mínimas, 19-16, aunque se estiraron al 21-16 y 23-18. Pero los cántabros, con un 0-5, igualaban mediado el segundo acto. Ott aparecía para desenfundar dos triples y recuperar la ventaja, 31-26, aunque los visitantes eran unas lapas y en un momento estrechaban el electrónico, 31-30 y 33-32, que es como se llegó al intermedio.

El parón le vino mejor al cuadro santanderino. Cabral y Niang (el visitante), con un parcial de 0-8 en apenas tres minutos, empezaban a dejar claro que el Clavijo debía poner algo más en la pista. El 35-40 era una realidad. Faltaba conocer si la preocupación iba a ir en aumento o iba a disminuir. De primeras, empate a 40; buen síntoma. Sin embargo, el 40-44 y el 45-49 después de un triple de Granado evidenciaban que algo no iba bien. El Reina Yogur daba algún síntoma de impotencia, pero seguía con vida con el 48-52 con 10 minutos por delante.

Más aún cuando De Pablo y Lobo volvían a poner por delante a los suyos, 53-52 y 55-54. Un espejismo. Prácticamente cinco minutos sin anotar en jugada (la excepción fueron tres tiros libres) condenaron a un Clavijo atascado e inconsistente. El regalo, como es lógico, lo aprovechó el Grupo Alega Cantabria para primero firmar un parcial de 0-7 (55-62) y después para ir aumentando la renta hasta el sonrojante 62-78 después de dos tiros libres de Perry. Entre medias, fallos y más fallos; prisas y más prisas; fragilidad y más fragilidad para cerrar el duelo 66-80 y abrir múltiples interrogantes de cara a esta campaña porque arrancar con 0-2 invita a pensar que lo vivido el curso anterior se podría repetir.

Foto: CB Clavijo

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