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Lastrado por un primer cuarto de hora para el olvido

Lastrado por un primer cuarto de hora para el olvido

Rioja2

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Es lo que tiene el no poder entrenar con continuidad, que falta fluidez, ritmo, encadenar acciones ofensivas, ajustar la defensa… Tarde o temprano le tenía que pasar factura al BM Logroño. En esta ocasión, le sucedió en Huerta del Rey, donde el Valladolid fue mejor que los franjivinos y mereció un triunfo que gestó en el primer cuarto de hora, donde los riojanos estuvieron demasiado atascados en ataque y en defensa no encontraron la manera de ponerse firmes. La consecuencia fue un 9-2 a los 15 minutos que lastró la labor de los pupilos de Miguel Ángel Velasco, que además habían estado ejercitándose los días previos con mascarilla ante la obligatoriedad inicial, pero que finalmente no fue tal. Un marcador, ese 9-2, que fue imposible de neutralizar pese a los intentos de los logroñeses por enmendar el error. Al final, un 32-25 que deja a las claras qué equipo fue superior.

Velasco intuía lo peor cuando a los seis minutos y medio tuvo que parar el partido tras el 4-0 de partida. Problemas en la elaboración, pérdidas, falta de concentración… Ni el toque de atención fue suficiente porque la ventaja iba en aumento con el paso de los minutos. César Pérez parecía inexpugnable -llegó al descanso con un 52% de acierto- bajo palos. 8-2, 9-2, 10-3, 12-4… No había manera. Así, que el preparador segoviano volvió a utilizar la cartulina verde a los veinte minutos. Ahora o nunca. Ugarte estaba haciendo daño (6 dianas al ecuador) y pese a los cambios de jugadores, el asunto estaba complicado.

Y eso que hubo algo a lo que agarrarse hasta alcanzar el intermedio. Hubo más equilibrio, ya no había un único dominador, el BM Logroño cogía algo de aire gracias a Moreira y Balenciaga que asumían los galones, junto a Casado (máximos anotadores de los franjivinos, con 6, 7 y 5 tantos), mientras que Rangel mantenía a flote a los suyos (40% de acierto en la primera media hora). El 15-9 abría una esperanza que duró un suspiro. El Valladolid no dio opciones en el arranque de la segunda parte y continuó a lo suyo. Goles y más goles. El intercambio no favorecía a los riojanos, que no podían parar a un desatado cuadro pucelano donde Lobato (marcó 8 dianas) y Serrano (7) se unían a Ugarte (finalizó con 8).

20-13 y 24 minutos por delante, pero el control era de los anfitriones. La renta incluso se marchó a los 8 goles (25-17) mediado el segundo acto. La derrota era casi un hecho. Pese a ello, el BM Logroño no bajó los brazos y buscó la forma de inquietar con el 27-21 a 11 minutos de la conclusión. Al menos, César Pérez ya era terrenal. Sin embargo, la defensa franjivina no estaba del todo engrasada. Arriesgaba y no acertaba. Los de David Pisonero estaban cómodos porque las diferencias no bajaban de los 6 goles. Un mundo. 29-22, 30-24 y 32-25 así fue acabando un duelo del que el cuadro logroñés debe aprender para que no le vuelva a pasar en posteriores compromisos, si es que la Covid deja.

Foto: Atlético Recoletas Valladolid

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