El BM Logroño engrasa sus piezas

Después de tres cuarentenas, el BM Logroño mostró su oficio y su calidad para superar a un incómodo Sinfín que, pese a ir por detrás en el marcador, nunca dio por partido el duelo. La victoria por 26-32 debe servir para dar confianza en lo que se está trabajando (pese a las idas y vueltas con los entrenamientos) para tratar de conseguir el juego que desea Miguel Ángel Velasco para una temporada en la que se renunció a la competición continental que se había ganado en las pistas.

El choque, como cabía esperar para los franjivinos, no fue sencillo. La falta de continuidad fue un hecho, lógico por mor de los diferentes parones por la Covid que han debido realizar en el último mes, una situación que siempre dificulta la puesta en escena. Pese a ello, los riojanos salieron convencidos de que la mejor manera de imponer su ley era ser férreos en defensa. Quizá por ese motivo, todos estuvieron concentrados en esa faceta. Principalmente, Rangel, fundamental durante la primera parte para comprender que el BM Logroño sólo encajara 10 tantos.

Con rentas cortas, 3-5, por ejemplo, el cuadro logroñés se escapaba hasta doblar a su adversario, 5-10, antes de cumplir los 20 minutos de juego. Intensidad defensiva, solidaridad y esfuerzo que unido al acierto del exportero del Bidasoa concretaba una ventaja sólida para afrontar el resto del encuentro. El Sinfín, sin embargo, no se descompuso y creyó en sus posibilidades pese a un buen final de primer acto de los visitantes para el 10-14 al ecuador.

Los cántabros comprobaron que el BM Logroño no estaba por la labor de echar por tierra la buena actitud inicial, ya que, en un visto y no visto, los de Velasco se marchaban 12-18 para desesperación de Víctor Montesinos que tuvo que pedir tiempo muerto. Un parón que equilibró el choque y que se tradujo en un cierto nerviosismo para los franjivinos al no encontrar el ritmo adecuado en ataque -faltó continuidad en las acciones y fluidez en los movimientos, aspectos que se ganan con el paso de las jornadas-. El marcador se apretaba, 18-21, a la vez que las imprecisiones se apoderaban de unos y otros.

Por fortuna, el BM Logroño recuperó la senda positiva en sus acciones, donde Moreira fue muy efectivo desde los 6 metros (9 de 9) y una pesadilla para la zaga cántabra. Sánchez-Migallón también ayudaba en la faceta ofensiva y el conjunto riojano puso gestionar una ventaja de 5 y 6 goles durante los instantes finales para que los puntos no corrieran peligro. Toca recuperar fuerzas porque el sábado llega al Palacio el Cisne, penúltimo en la tabla.

Foto: Juanjo Acobi (BM Logroño)