La Laurel solo abrirá con el 100% de aforo

El paisaje urbano ya ha empezado a cambiar. Las terrazas han traído alegría a las calles, pero no a todas. Y es que pasear por la Laurel nos devuelve a la primera etapa del confinamiento: barres cerrados, calles vacías y apenas cuatro curiosos que se asoman para ver cómo luce el epicentro de los pinchos totalmente desierto. Y, de momento, así seguirá. El presidente de la Asociación de Hosteleros de la Zona La Laurel, Adolfo Sáenz, adelanta que no abrirán “hasta que no tengan el 100% de garantías de abrir y el 100% de aforo”.

En la primera fase no es viable abrir para ninguno de los bares de esta zona. Deben estar separados de la fachada cuatro metros y medio y “solo las calles ya tienen cuatro metros, si ponemos una barrica en una fachada y otra en la otra, no queda espacio para los peatones”.

Tampoco en la fase 2, con aforo reducido, podrán abrir sus puertas. La mayoría de establecimientos de esta zona son bares, no restaurantes, con lo que no tienen mesas en su interior donde pueda sentarse la gente. “No abriremos hasta que no tengamos las garantías sanitarias de que los clientes van a estar bien. Prima la salud ante el aspecto económico”.

Sáenz no ve ahora seguridad para garantizar la salud de sus clientes: “la gente joven no lleva mascarilla por la calle, ¿cómo quieres que yo abra si no tengo las garantías de que la gente esté curada?”.

Algunos establecimientos como La Casita, El Cachetero, La Parrilla Riojana y La Cocina de Ramón se han lanzado a repartir comida a domicilio, pero lo hacen, sobre todo, “por tener la cabeza ocupada, sacar género y mover las cocinas. Esto no es Nueva York, aquí no hay muchos pedidos excepto en días especiales como el Día de la Madre”.