María Teresa Gil de Gárate, la educadora de quienes más lo necesitaban

María Teresa Gil de Gárate

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“Lo que he creado está viviendo”

Esta es la historia de una niña que nació en Logroño, en la casa de su abuelo y abuela, a principios del siglo XX, en el seno de una familia acomodada. Su madre, Milagros Abad, dedicó buena parte de su vida a ayudar a las personas que más lo necesitaban. Su padre, Carlos Gil de Gárate Valdivieso, fue Teniente de Infantería. La pareja no duró demasiado, pues Carlos abandonó a su familia.

La pequeña María Teresa estudió en el colegio Compañía de María de Logroño, el mismo al que había acudido su madre. Desde muy joven comenzó a impartir catequesis a las niñas en la iglesia de San Bartolomé. La docencia comenzaba a formar parte de su vida.

Las cosas se empezaron a complicar cuando estalló en España la Guerra Civil. Tras tres duros años de conflicto, los alimentos empezaron a escasear en Logroño. María Teresa empezó a trabajar en una de las fábricas más conocidas de Logroño, Marrodán y Rezola, como encargada de la centralita de teléfonos. Pero la educación seguía siendo su principal vocación y además, le preocupaban especialmente los niños y niñas de las familias más desfavorecidas, que no tenían recursos para salir adelante. Así, convenció a la Superiora de su antiguo colegio (La Enseñanza) para que le cediera una de sus aulas y comenzó a ofrecer clases y todo tipo de ayuda a las niñas que más lo necesitaban.

* Ilustración: Alberto Ruiz de Mendoza

Poco a poco el número fue creciendo, cada vez llegaban más niños y niñas y María Teresa tuvo que ir ingeniando nuevos locales para acogerlas, llegando incluso a habilitar aulas en su propia clase. Así es como fundó el Centro Los Boscos junto con otras compañeras, que fue oficialmente inaugurado el 16 de octubre de 1954. Para garantizar la continuidad de su obra, cedió después el centro a Los Salesianos, que todavía hoy continúan la labor docente en este centro educativo de Logroño. También continúan incluso, adaptadas a los nuevos tiempos y a las reformas educativas, las escuelas de aprendizaje de carpintería, electricidad y dibujo que ella misma puso en marcha.

A sus 70 años, el 24 de junio de 1977, recibió el Lazo de Alfonso X el Sabio en reconocimiento a su importante labor educativa. También la sociedad logroñesa quiso reconocer su relevante papel tanto educativo como social en la ciudad y puso su nombre a una céntrica calle de Logroño.

*Espacio ofrecido por el Ayuntamiento de Logroño. Concejalía de Igualdad.

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