La complejidad de la juventud moderna y la desesperanza en el Maratón de cine de Actual 2020

La complejidad de la juventud moderna y la desesperanza en el Maratón de cine de Actual 2020

Rioja2

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Un año más los reyes magos dejaron en los cines 7 infantes de Logroño un regalo envuelto en celuloide para los cinéfilos más intrépidos. Actual 2020 celebró una nueva edición de la Maratón de cine con tres títulos que no dieron margen ni siquiera al bostezo, a pesar de lo intempestivo de las horas en las que fueron proyectados.

A las 22:30 horas comenzaba este nuevo reto para ojos, cerebro, corazón y sentidos que no dejó a nadie indiferente. Cierto es que tras las dos primeras películas suelen darse bajas entre el público, y más este año, en el que Actual ha apostado por un cartel de actividades y propuestas culturales que no daban margen para el descanso ni el aburrimiento.

Tres películas, tres opciones en tres sitios diferentes. Desde cines 7 infantes facilitan la elección de un orden distinto en cada sala por si alguien quiere asegurarse el visionado del film que más le atrae y no arriesgarse a dejarlo en último lugar y sucumbir ante el cansancio.

Como viene a ser una sana costumbre, la intensidad y el ritmo desenfrenado fueron los aliados de los espectadores noctámbulos en la lucha por llegar hasta la meta. “Ema” del chileno Pablo Larraín, “Monos” del colombiano Alejandro Landes y “El plan” del español Polo Merárguez coinciden en tratar con dinamismo las historias a las que ponen imágenes. Una verdadera celebración de la identidad cultural latina y el uso común del español en una vertiente de lo mas visceral.

EMA

Con “Ema” el director de la brutal “El club”, nos traslada a las calles de Valparaiso en las que asistimos a la desconcertante historia de Ema, una joven enigmática y poderosa que se enfrenta a la culpa de abandonar al niño que adoptó con su marido Gastón años atrás. La impotencia de asumir una maternidad responsable que responda a los cánones establecidos por la sociedad, la brutalidad de los actos del niño unido a la elección de nuestra protagonista de vivir su vida de una manera nada convencional ponen a Ema contra las cuerdas.

Pero Ema se rebela, se desmarca del estigma de la mujer dispuesta a asumir el martirio en silencio con la carga del peso a sus espaldas. El baile y la música Reggeaton son su religión, una fortaleza que la empodera y la conduce a tomar las riendas a pesar de todo y de todos. Sus Amigas-Hermanas-Confidentes la respaldan a ciegas. Ema tiene un plan y nadie le impedirá llevarlo a cabo a pesar de los daños colaterales.

Larraín propone una hipnótica y muy certera puesta al día del fenómeno de la brecha generacional a la que se enfrenta nuestra sociedad globalizada. Una brecha que crece sin remedio y urde un abismo insondable entre nosotros y la generación que nos sucede, que de alguna manera nos aterroriza y molesta, alejando nuestra realidad de los que están destinados a relevarnos a muy corto plazo.

La puesta en escena es rotunda, apabullan los elementos estéticos con los que el cineasta alivia el peso, la oscuridad y solemnidad de este espinoso tema en cuestión. Una magistral Mariana Di Girolamo presta su físico y su alma a esta Ema fría y visceral, cuya cruz de la moneda defiende un siempre inspirado Gael García Bernal con el que comparte la culpa fundamental que da lugar a la trama.

Una nueva propuesta de la cinematografía chilena que rompe los esquemas desde el riesgo fundamental de los que emplean la cultura en general y el séptimo arte en particular, para generar debates, encuentros y muy necesarias reflexiones comunes. Una obra que exige concentración y esfuerzo, que huye del cine de digestión ligera, que funciona internamente en nuestro metabolismo cuando abandonamos la sala. Imprescindible y compleja, genial.

El plan

Y llegada la medianoche es momento para conocer lo que esconde “El plan” de Polo Meránguez. La adaptación de una obra de teatro del circuito off de Madrid, escrita por Ignasi Vidal, que dio mucho que hablar tras su paso por la Seminci de Valladolid.

Atrapados en las cuatro paredes de una modesta vivienda ubicada en las periferias de un Madrid, sucio e indolente, somos testigos de la reunión que mantienen tres guardias de seguridad en paro, amigos a la fuerza y perdedores con denominación de origen marca España. Relegados a la precariedad de una sociedad rendida a la “excelencia”, se preparan para un acometer un plan que se torna abominable mientras pierden el norte y la cordura.

Un retrato feroz de un modelo de masculinidad enfermo y desquiciado que destroza a los que lo asumen como bandera de una existencia miserable. Ellos son, a su pesar, las víctimas de sus propios pensamientos y actos, hombres que adquirieron un patrón heredado de tiempos terribles, títeres inseguros y perdidos acostumbrados a respirar la insatisfacción a base de sinsabores.

Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y un descomunal Chema del Barco, que ya defendió este papel en la obra que es origen de la película, nutren de tensión y desasosiego una historia que va derramándose como una herida sangrante mal curada. Los tres asumen con valentía sus personajes dejándose la piel en cada escena, en cada pequeño detalle que los humaniza y los vapulea, la claustrofobia de una mañana plomiza ayuda a incrementar la tensión que nos conducirá sin remisión a la terrible escena final.

De nuevo un ejemplo más del excelente cine que se lleva a cabo en nuestro país. Tan solo tres semanas de rodaje, una producción modesta respaldada por un brillante y vibrante guion y unos actores descomunales que no cesan en su empeño de asumir siempre, con cada trabajo, un nuevo reto para regocijo de los que creen que la cultura todavía tiene la capacidad de cambiar mentalidades.

Monos

Y tras un caldo reponedor y otra provisiones con las que el equipo de los cines 7 infantes premió a los que se acercaban a coronar la meta final, llegó el turno de la colombiana “Monos”. Una fábula oscura y perturbadora que se alzó con el premio especial del jurado en la última edición del festival de Sundance.

Un devastador e incómodo viaje por la violencia, materializado en la responsabilidad que deben asumir un comando armado de niños soldados que custodian el secuestro de una doctora norteamericana. Una suerte de Gran Hermano que transcurre en distintos parajes de la agreste naturaleza colombiana cuya belleza nos hace digerir la dureza de la trama.

El dolor que supone el tránsito de la niñez a la adolescencia se intensifica en “Monos” con la violencia y la crueldad de un conflicto armado del que desconocemos el origen. Ante nosotros la lucha por el poder en esta pequeña sociedad que reitera los errores de sus adultos y nos hace cuestionar si existe algún resquicio de bondad innata en el origen de la condición humana como tal.

En lo técnico,“Monos” está más cerca de las grandes producciones estadounidenses que del cine independiente, sin dejar de lado la verdadera esencia de un modelo de cine de autor implícito en lo incómodo de su guion. Con el objetivo de despertar las aletargadas conciencias de un mundo apegado a lo superfluo de lo material, los ocho adolescentes transgreden lo que entendemos por moralidad en una sociedad que da la espalda a lo que no se atreve a asumir.

Algo más de la mitad de los 300 espectadores de la maratón de cine de Actual 2020 han resistido la prueba y abandonan victoriosos el calor de la sala. El esfuerzo ha merecido la pena y los comentarios son mas que favorables ante esta nueva selección de películas que, sin duda, durante su estreno en salas, darán mucho que hablar.

No olvidéis entrenar para la siguiente maratón. ¡Nos vemos en los cines!

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