El BM Logroño se desata tras el descanso

28 de septiembre de 2019 02:37h

El BM Logroño supo olvidarse de su amarga derrota en Cuenca con un triunfo holgado ante un rival pegajoso e incómodo durante los primeros 30 minutos para desplegar, durante la segunda mitad, un balonmano más acorde a lo que quiere ver Miguel Ángel Velasco. Por eso la victoria por 38-25 contra Frigoríficos Morrazo tiene que servir para evidenciar que lo vivido en la jornada anterior fue un accidente. Cierto que el bloque franjivino tiene todavía cosas que pulir y que la regularidad es uno de sus debes para los próximos compromisos. También hay que constatar que Sergey, una vez más, resultó determinante. Que un equipo gane por 13 y que tus porteros (Jorge Pérez copió el tanto por ciento de acierto) estén por encima de 45% dice de la importancia, capital, para los logroñeses de contar con una portería en plena forma.

Pese al abultado marcador final, no resultó sencillo que Cangas doblara la rodilla. De hecho, mientras que el partido se jugó a lo que los gallegos querían, un juego más parsimonioso y menos vertical, el BM Logroño sufría para estar por delante. Es verdad que salvo el 12-13, los franjivinos fueron siempre mandando, pero las sensaciones no eran del todo positivas durante un primer acto más atascado. De no haber mediado hasta cuatro exclusiones visitantes en los minutos finales del primer período probablemente el duelo hubiera estado más tiempo sin decidirse. Pro fortuna, el cuadro riojano estuvo de dulce para enganchar un parcial de 6-0 y alcanzar el descanso con una renta suficiente, 18-13, como para ganar en tranquilidad y poder desarbolar a continuación a un Cangas que, encima, se encontró con la mejor versión de la meta logroñesa.

Si los últimos cuatro minutos de la primera parte el Cangas no vio portería, volvería a sufrir un frenazo en seco en sus aspiraciones cuando durante 8 minutos se pasó del 23-18 a un ya concluyente 31-18. El cerrojo de los logroñeses fue interesante hasta el punto de explotar sus virtudes al contragolpe, con velocidad en la creación y con finura en la finalización. Cabía pensar en cierta relajación, pero el BM Logroño porfió hasta la conclusión para no dejarse llevar y terminar en plenitud de facultades. Aunque la máxima fue un 34-20 y un posterior 36-22, el choque concluyó con una diferencia menor, 38-25, pero abultada, quizá demasiado para lo que fue una contienda compleja y farragosa durante varios momentos.