La Veneciana: más de 75 años haciendo del helado un arte en Logroño

La Veneciana: más de 75 años haciendo del helado un arte en Logroño

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En 1943 'La Veneciana' abrió su primera heladería en Logroño en la Calle Portales. Fue un ingeniero y heladero italiano, Augusto Bez, quien eligió Logroño para abrir su negocio en España, después de abandonar su país. Casi 80 años después, la tercera generación familiar continúa elaborando estos helados “totalmente artesanales y naturales”, ha señalado a Europa Press una de las actuales propietarias, Olga Bez, que junto con sus dos hermanos mantienen el legado que les dejó su abuelo.

Hablar de 'La Veneciana' seguramente dispara la nostalgia - y también el apetito - de muchos logroñeses. Que Augusto Bez eligiese Logroño fue, en cierto modo, casualidad. Exploró ciudades cercanas a San Sebastián -donde había regentado su primera heladería- y eligió Logroño porque “le pareció un lugar bonito, simplemente le gustó”, comenta Olga que recuerda: “en Logroño no tenía a nada ni a nadie”.

Fue en 1943 cuando Augusto decidió abrir su primera heladería en número 114 de la emblemática Calle Portales, muy transitada por entonces. “Sólo se servían seis sabores: nata, fresa, chocolate, vainilla, café y de mantecado”, explica otra de sus nietas y también actual propietaria, Yolanda Bez. “Le bajaban el hielo de la zona de Cameros y también sal para mantenerlo”, comenta. “A base de vueltas, se elaboraba el helado de una forma totalmente natural y artesanal que todavía conservamos”, explica Yolanda.

A partir de entonces, la exclusividad de la heladería hizo que fuese ganando fama entre los logroñeses y sus helados se convirtieron en un antojo estival apetitoso y asequible para muchos.

Más tarde, “unos 7 años después de abrir”, 'La Veneciana' abandonó Portales y se trasladó a la calle Marqués de Vallejo, donde la heladería -abierta en los años 50- continúa abierta con un aspecto similar al de entonces. El motivo del traspaso, según suponen sus nietas, residen en la caída de afluencia de público en la Calle Portales. “Al principio esa zona de Portales era de mucho paso, pero luego fue cayendo un poco”, comenta Yolanda.

Durante los años 50 y 60, los helados de 'La Veneciana' continuaron apetecibles ante los ojos de niños, jóvenes y mayores de Logroño, y eso permitió a la heladería seguir creciendo. Tanto en sabores -“después se empezó a elaborar el helado de avellana, de turrón o de tutifruti...”-, como en número de establecimientos.

En el año 1982 abrieron la heladería de la Calle Gran Vía, en 1994 la de Calle Juan XXIII y en el año 2004 volvieron a Portales. De su abuelo Augusto, el negocio pasó a ser regentado por su hijo, y ahora se encuentra ya en manos de sus tres nietos, la tercera generación de heladeros.

Augusto Bez, “Mucho más que un heladero”

Augusto Bez y su mujer vivían en Longarone, una la localidad italiana situada en la región del 'Val di Zoldo'. Allí, la tradición heladera permitió a Bez empaparse de conocimiento y técnica sobre la elaboración del helado. “Es una zona en la que todos eran heladeros, muchos se marcharon -como mi abuelo- pensando que era un buen momento para montar su heladería en otros países como Alemania, Portugal...”, ha comentado Olga.

Augusto abandonó Italia acompañado de su primo en 1934 y después de plantearse emigrar a Portugal, eligió España como destino. En concreto, “les pareció adecuado San Sebastián”, y fue allí donde los Bez abrieron su primera heladería en 1935. Pero el estallido de la Guerra Civil un año después, les obligó a abandonar España.

De hecho, “es muy curioso porque tuvieron que abandonar San Sebastián en submarino hasta Francia”, cuentan sus nietas. “Desde allí, regresaron en tren a Italia” y en 1939 volvieron a San Sebastián, donde más tarde Augusto decidió separarse de su primo y eligió Logroño para abrir su negocio.

En la capital riojana, según aseguran sus nietas, fue muy conocido: “era una persona entrañable y muy querida”. Además, según cuentan, “ayudó a muchos de sus familiares a abrir sus heladerías, por ejemplo, en Haro, Baracaldo, Vigo o Gijón...”.

Y es que, aunque por encima de todo Augusto era heladero, el italiano “era un personaje muy curioso. Se dedicó a la ingeniería industrial, montó su propia fábrica de barquillo, fue corresponsal del Consulado italiano es España, sabía morse, era radiotelegrafista... En definitiva, una persona inquieta que, aunque murió con 97 años, “estuvo sin parar hasta el final”.

El 'Val Di Zoldo', visita anual de los Bez

Todos los años volvemos a la zona -a Longarone- allí tenemos una casa”, comentan las hermanas Bez. En la zona del 'Val di Zoldo', tradicionalmente de heladeros, se celebra todos los años una Feria Internacional de Heladería. “No es una feria gigante, pero es de las primeras que se hicieron en Italia”, comenta Yolanda, que asegura que se trata de una feria “más de los heladeros de esa zona”.

Muchos se fueron de allí y se trasladaron a Sudamérica, Alemania o Francia”, comenta Olga. Y es que esta región italiana se queda prácticamente vacía en verano, pero muchos de los heladeros y heladeras que tienen allí sus raíces vuelven en invierno.

Es el caso de los Bez, que todos los años se acercan hasta Longarone, localidad a la que llaman “la casa del heladero”. Allí, según comentan las hermanas, “te encuentras con amigos heladeros, hablamos y aprendemos”.

Eso ocurre en los pocos meses en los que las heladerías permanecen cerradas. Porque, lejos de lo que pueda parecer, estos establecimientos tradicionales se mantienen activos casi todo el año. “Nuestro abuelo siempre abría el día de San José, el 19 de marzo, y cerraba para el Pilar, pero ahora ha cambiado”, comentan, “ahora cerramos solo en noviembre, enero y febrero, el resto del año abrimos”.

Casi 80 años de helados artesanales

En el secreto del éxito de la heladería seguramente influya “haber estado desde el principio”, pero desde 'La Veneciana' aseguran que lo más importante es “estar junto al cliente y mantener la calidad”. Yolanda y Olga comentan que, a pesar de que la maquinaria ha cambiado -“aunque todavía mantenemos algunas máquinas del abuelo”-, la forma de hacer el helado sigue siendo la misma: “un helado totalmente artesanal y natural”.

Desde el principio se han usado frutas naturales, se molían las avellanas para hacer la pasta...”, comenta Yolanda, que asegura que no han abandonado esa forma tradicional de hacer helado. “Por ejemplo, en el caso del limón, viene gente de fuera que nos dice que nunca han probado uno como éste”, asegura. “Hacemos el zumo de limón, lo mezclamos con agua, hielo... prácticamente eso ya no lo hace nadie”, explica, y añaden que “nos gusta seguir con lo artesano”.

Después de casi 80 años de historia, los helados de la emblemática 'Veneciana' siguen y seguirán endulzando los veranos de los logroñeses y logroñesas, para muchos, formando parte de la historia y del itinerario sentimental de la capital riojana.

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