Investigadoras de la UR demuestran que abusar de antibióticos propaga las bacterias

Investigadoras de la UR demuestran que abusar de antibióticos propaga las bacterias

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Investigadoras del Grupo ‘Resistencia a los Antibióticos, Seguridad Alimentaria y Salud Pública’ de la Universidad de La Rioja han evidenciado, a través de tres tesis doctorales, el intercambio continuo de bacterias resistentes a los antibióticos entre el entorno humano, el ganadero y el natural.

Además, han identificado reservorios de bacterias resistentes en ríos, aguas residuales, ganado porcino y animales silvestres como las cigüeñas, entre otros.

Estas investigaciones avanzan en el enfoque global ‘Un mundo, una salud’ -propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS)- que sostiene la interconexión entre salud humana y animal y su vínculo con el medioambiente.

La catedrática Carmen Torres Manrique explica que “la resistencia a los antibióticos no es solo un problema hospitalario; cada vez que usamos antibióticos en animales y personas las bacterias intestinales pueden adquirir resistencias y pasar, a través de las heces, a las aguas residuales y superficiales, contaminar alimentos o diseminarse en el medio ambiente”.

El abuso de antibióticos en el entorno clínico y ganadero ha multiplicado la propagación de bacterias resistentes en el medio natural, donde transmiten con facilidad estos genes de resistencia y virulencia a otras bacterias.

Las investigadoras han identificado en sus tesis diversos animales silvestres (entre ellos jabalíes, ciervos y cigüeñas) que constituyen importantes reservorios (seres vivos donde habita y se multiplica un microorganismo) de algunas de estas bacterias resistentes.

Una situación que, a su vez, amenaza la salud humana, por la posible transmisión de bacterias desde el ecosistema natural al hombre a través de diversas vías:

El contacto de los animales silvestres con pastos, zonas de cultivo o vertederos; la invasión de zonas naturales por asentamientos humanos; el consumo de carne de caza; la contaminación de los ríos por vertidos de aguas residuales; el empleo de residuos orgánicos del ganado como abono natural, etc.

La resistencia de las bacterias a los antibióticos está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) una de las mayores amenazas para la salud pública.

Supone un peligro creciente para la eficaz prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas de origen bacteriano, aumentando el riesgo de muerte (se estima que unas 700.000 personas mueren al año por esta causa).

Ríos, aguas residuales y animales silvestres, vehículos de difusión de las bacterias resistentes

La doctora Paula Gómez Villaescusa ha demostrado en sus tesis que la fauna silvestre, el agua de los ríos y las aguas residuales son posibles vías de transmisión de bacterias del género Staphylococcus portadoras de genes de resistencia a antibióticos.

La investigadora ha analizado la presencia de este tipo de bacterias en aguas superficiales – con 62 puntos de muestreo en ríos de La Rioja - y aguas residuales – 6 depuradoras en La Rioja, así como en micromamíferos, ciervos y cigüeñas, muestras procedentes, en su mayor parte, de las provincias de Cádiz y Ciudad Real, en colaboración con el IREC.

Los resultados indican que estos nichos ecológicos “deben considerarse como reservorios y posibles vehículos de diseminación –explica Gómez- y ponen de manifiesto su papel en la propagación de estas cepas resistentes”.

En el caso de las cigüeñas, destaca el hecho de que se hayan detectado más bacterias resistentes en los ejemplares que se alimentan en vertederos que en aquellos que no lo hacen.

Las aves silvestres, reservorio de genes resistentes y de virulencia

Los estudios genómicos desarrollados por Carla Andrea Alonso en su tesis doctoral sugieren la existencia de un flujo continuo de bacterias resistentes a los antibióticos entre el entorno humano y el natural.

Alonso ha caracterizado genéticamente alrededor de 400 cepas de la bacteria Escherichia coli procedentes de distintos animales silvestres (mamíferos -jabalíes, cérvidos, muflones, pequeños roedores- y aves - buitres, milanos, águilas, cigüeñas, estorninos y cucos-) y las ha comparado con cepas de origen humano, animales de consumo y alimentos.

En los resultados obtenidos destaca la presencia en aves silvestres de E. coli resistente a antibióticos de importancia en medicina humana. “Muchas de estas aves – indica Alonso- comparten hábitat con los humanos a la hora de anidar o alimentarse, aprovechando zonas de cultivos, pastizales o vertederos periurbanos, por lo que la detección en ellas de bacterias multirresistentes resulta especialmente preocupante”.

Densidad de ganado porcino y propagación de bacterias

La tesis doctoral Sara Ceballos Marcaida concluye que la densidad de ganado porcino en una zona geográfica es un factor clave en la diseminación de una de las líneas genéticas de la bacteria Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM), denominada CC398, siendo éste un importante patógeno asociado a infecciones hospitalarias.

Para su investigación, Ceballos ha analizado casi 300 bacterias extraídas de más de 13.000 muestras procedentes de 20 hospitales españoles y ha logrado determinar, mediante modelos estadísticos, que el incremento de 100 cerdos/km2 en una provincia implicaría el aumento de 6,6 casos de la bacteria SARM de la línea CC398 por cada 100 casos de SARM en los hospitales circundantes.

Esta investigación pone de manifiesto la rápida adaptación al ser humano de este tipo de bacterias y su frecuencia cada vez mayor en los hospitales españoles, especialmente en las zonas con alta densidad de ganado porcino.

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