El verano de un sacerdote en un pueblo de La Rioja: “Me quedo con la vida sosegada e íntima de los pueblos”

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Tiene 40 años y sólo lleva 9 meses ordenado como sacerdote. Su nombre es Alfonso Sáenz Rodrigo y pasará este verano en diversos municipios y aldeas de La Rioja. Así, Pradillo, Villanueva, Lumbreras, San Andrés y Villoslada de Cameros. y las aldeas de El Horcajo, Aldeanueva y Gallinero serán los lugres en los que Sáenz disfrute del verano.

“Es mi primera vez para muchas cosas por tan sólo llevo ordenado 9 meses”

Es su primer verano rural. “Es mi primera vez para muchas cosas porque tan solo llevo ordenado 9 meses”. El invierno, entre semana, lo pasa en Logroño atendiendo a una Unidad Pastoral en “la que estamos cuatro curas”, y dos de ellos se desplazan los fines de semana a los pueblos. En verano todo cambia y, de hecho, se ha instalado en Villanueva de Cameros para atender, “como merece, todo aquello a lo que no me da tiempo durante el invierno”.

Durante parte del mes de julio la actividad está más relajada, tiempo que Sáenz aprovecha para “hacer vida de pueblo”. De hecho ayer mismo, cuenta, “me fui con los chiquillos del pueblo al achicuelo, hicimos una ruta en bici, nos bañamos en el río... intento aprovechar ahora que tengo más tiempo para convivir con ellos porque durante el invierno apenas tengo tiempo”.

Con los chiquillos al achichuelo y con los jóvenes a escalar. Y es que este sacerdote de 40 años se ha propuesto compaginar “la obligación” con su tiempo de ocio, tiempo que va a emplear para conocer mejor y compartir con sus vecinos. Y eso es precisamente lo que más le ha llamado la atención. “No he pasado ningún invierno en el pueblo, seguro que son durísimos, pero hoy por hoy me quedo con la vida en el pueblo”. Y es que en este tiempo, Sáenz ha podido comprobar que en los pueblos de La Rioja “la vida es más pura, más íntima, más de compartir”.

En los pueblos, “todos nos conocemos y no son encuentros esporádicos y las personas se preocupan unas por otras”. Ayer mismo, cuenta, “cuando volvía de la excursión con los chiquillos, todo el pueblo sabía que me había ido de excursión y que incluso habíamos cambiado la ruta inicial”.

“En invierno la vida es más de estar en casa, con la llegada de la primavera, la vida comienza a florecer”

Y es que, Saénz está encantado con su destino. “En invierno la vida es más de estar en casa pero con la llegada de la primavera, la vida comienza a florecer y la vida sale de los hogares”. Y este sacerdote quiere ser parte esa vida. De hecho reconoce que “da cierta seguridad tener un cura en el pueblo, incluso para los no creyentes”. Conclusión que extrae de una de las primeras conversaciones que tuvo con un vecino recién llegado al pueblo. “Aquí me tienes para lo que quieras, pero que sepas que yo no soy de ir a misa”. Hoy, confiesa Sáenz, “esa es una de las personas con las que más hablo, que más cosas me ha contado de su vida e incluso he llegado a verle alguna vez en la iglesia”.

Y así transcurrirá el verano de Alfonso Sáenz Rodrigo. Entre misas, novenas, visitas a los enfermos y tiempo libre para compartir con sus nuevos vecinos. Alfonso Sáenz ya forma parte de esos riojanos que, ya sea por ocio o por trabajo, disfrutan del verano alejados del bullicio de las playas, disfrutando de la tranquilidad y del encanto que tienen los pueblos de La Rioja en verano.

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