Cayeron con las botas puestas
A la UDL le faltó mala leche. Cabrearse. Romper lo establecido, saltarse las reglas. Ser el malo de la película. Improvisar. Tener magia, dejar a un lado el hacerlo bien para encontrar esa chispa necesaria para llevar a cabo una remontada que la previa, con el recibimiento a los jugadores a su paso por República Argentina y el apoyo incondicional en Las Gaunas -acabado el duelo permanecieron 10 minutos aclamando a los suyos-, sí merecía. También el acierto para haber creído de verdad, con un gol, en la voltereta. Cierto que la tuvo Marcos André al poco de empezar. Y que, ya en la segunda mitad, también Ander Vitoria dispuso de una buena oportunidad para creer, pero el balón se le quedó atrás. De haber estado acertados, quizá la UDL ahora estaría celebrando el pase a la última ronda de la fase de ascenso a Segunda. Sin embargo, toca despedir un curso en el que pese a mejorar su posición en liga y establecer más puntos, se queda, como sucediera en la última presencia en el ‘play off’ en la antesala de la tercera eliminatoria.
Sergio Rodríguez, como ya hiciera en la jornada 6 ante el Real Unión cuando se estaba jugando el pellejo, apostó fuerte. Si en aquella ocasión irrumpieron con fuerza en el once Juan Iglesias, Bobadilla y Víctor López (los dos primeros consolidados como titulares), en hasta el momento la cita más importante de la temporada, el técnico logroñés hizo debutar a Etxebarria bajo palos en aras de mantener la portería a cero, y dar solidez defensiva, después de haber encajado 6 goles en los últimos 180 minutos. Cumplió a las mil maravillas. Incluso cabe sopesar los motivos por los cuales no había actuado antes después de sus intervenciones, claves, para que los riojanos no perdieran el encuentro. Las otras dos variaciones en la alineación respecto al partido de ida eran lógicas. Iñaki se retrasaba al lateral zurdo, mientras que Ñoño aparecía por delante en detrimento de Paredes -fuera de la lista-, mientras que Ander Vitoria le ganaba el sitio a Olaetxea.
Se dice que para remontar hay que marcar el territorio. La UDL hizo la primera falta, a los escasos 10 segundos. Le costó ser el primer en tirar a puerta, puesto que el Hércules disfrutó de un saque de esquina y gozó de un tiro de Candela que atrapó en dos tiempos Etxebarria. Eso sí, la ocasión inicial más clara fue de los blanquirrojos. Pared dentro del área entre Marcos André y Ander Vitoria para que el brasileño acabe cruzando ante Falcón, superándolo pero sin que la pelota cogiera el efecto necesario para irse a la red.
Un aviso serio que animó a los riojanos a probar al veterano meta, ya que a renglón seguido se tuvo que fajar para blocar un chut de Rubén Martínez y para desviar, más peligroso que el del balear, un tiro desde la frontal de Ñoño. Apenas un cuarto de hora intenso, donde la UDL dominaba, pero lo hacía sin volverse loco, sin tirar la casa por la ventana, con cierta consciencia del peligro en caso de pérdida. El Hércules, ahí estaba. Tranquilo, contemporizando, cuando podía, y ralentizando el ritmo eliminando riesgos.
Sin embargo, se intuía que la defensa visitante no estaba cómoda. Eso evidenció Samuel con un despeje aparentemente sencillo que se lo dejó para que Rubén Martínez golpeara con ganas, pero sin fuerza ni dirección para evitar la parada de Falcón. Tras esta acción, el duelo se enfrió un poco. Normal ante la intensidad de partida. Diego Benito se hizo, por unos instantes, con el control y su equipo fue saliendo de su parcela. No en vano, Benja comprobó que Etxebarria iba a hacer todo lo posible por cerrar su portería. De hecho, el ‘9’ herculano se quedó boquiabierto cuando el portero blanquirrojo sacaba una pierna milagrosa pasada la media hora de juego.
Hasta el descanso, la UDL continuó con su dominio, pero no terminaba de concretar ni los centros ni los remates ni siquiera los tiros. El Hércules alcanzaba así el ecuador resoplando pero sabedor de que el esfuerzo realizado, hasta ese instante, recompensaba. En este sentido, los blanquirrojos deberían exponer más durante el segundo acto. En un primer momento, no lo hicieron. Es más, parecía jugarse a lo que quería el cuadro visitante, que vio tres cartulinas amarillas en dos minutos.
La UDL necesitaba empezar a creer en sus opciones de remontada porque el tiempo pasaba sin que sucediera prácticamente nada cerca de la meta de Falcón, a excepción de una falta directa, fuera, lanzada por Andy. Precisamente, el centrocampista perdió un balón que a punto estuvo de complicar aún más el éxito de los blanquirrojos, por suerte Etxebarria cumplió a la perfección con una doble parada meritoria; primero a Alfaro y después a Benja. Dos intervenciones que espolearon a los locales.
Acto seguido, Sergio Rodríguez realizó dos cambios: Olaetxea y Rayco por Ñoño y Rubén Martínez para formar un rombo en la medular. Nada más entrar, Marcos André corrió para asistir a Ander Vitoria, al que se le quedó el balón atrás sólo pudiendo rematar de tacón ante la salida de Falcón. Restaba un cuarto de partido y los logroñeses debían completar el más difícil todavía.
Víctor López por Juan Iglesias fue la última variación del preparador local. El problema es que Falcón estaba casi inédito en la segunda mitad, una parte en la que escasearon los centros laterales, en la que casi todo fue jugar por dentro, pero sin profundidad. Una última de Ander Vitoria, a la media vuelta, y una falta directa de Iñaki, a las manos del portero, fue lo único destacado en el arreón final. Incluso el Hércules pudo firmar el triunfo parcial ya en el tiempo añadido, pero Etxebarria, espectacular, lo evitó ante Juli, en dos ocasiones. Ahí murió la suerte de la UDL esta temporada.
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