Logroño, entre las ciudades más ruidosas de España
Un problema recorre nuestro país de esquina a esquina. Es un problema invisible, del que a veces no somos del todo conscientes, pero sí lo sufrimos todos. España es el segundo país más ruidoso del mundo, solo superado por Japón, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La web Cinco Días de El País ha publicado una noticia en la que describe este problema a lo largo de las principales ciudades del país. Logroño aparece como una de las más afectadas por el ruido que provocan los disco bares, principalmente en el centro de la ciudad. Además, han confeccionado un mapa con los casos que lleva la Asociación de Juristas contra el Ruido.
Un problema de difícil solución
El ruido, según afirma para la presidenta de la OMS, Yomara García, ha provocado “un aumento en los últimos años de las denuncias de particulares, comunidades y asociaciones de vecinos”. También ha subido la venta de materiales para insonorización de viviendas, especialmente en “obra nueva y rehabilitación”, según Yago Massó, secretario técnico de la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (Andimat).
Los datos avalan esta realidad. El 46,5% de los españoles cree que vive en una localidad muy o bastante ensordecedora, según datos del último observatorio DKV Salud y Medio Ambiente.
Entre los orígenes de ese ruido, el tráfico es el principal causante. Casi el 40% de los españoles lo sitúan como el mayor problema. Los ruidos de los vecinos también provocan muchas quejas. Más de un 15% de españoles así lo consideran. El problema alcanza a los puestos de trabajo, donde un 20% de los empleados sufre altos niveles de ruido. Por último, las industrias son responsables de generar un 10% del ruido.
Las soluciones se centran principalmente en insonorizar paredes y suelos de las viviendas, falsos techos porosos que absorban los decibelios, pantallas, amortiguadores...Todo un catálogo de soluciones para luchar contra este problema. Aunque quizá sería mejor escuchar al escritor Julio Llamazares y convertir “la conquista del silencio en un objetivo político”.
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