¿Y si la suspensión de la caza llegara a La Rioja?

¿Y si la suspensión de la caza llegara a La Rioja?

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La paralización de la caza en Castilla y León a raíz de una solicitud del PACMA ha puesto encima de la mesa el debate de las bondades y perjuicios de la actividad cinegética. En La Rioja, la caza está mucho más regulada que en la comunidad vecina, por lo que es complicado que se dé la misma situación.

Aquí no hay ningún terreno sin someter a regulación”, explica el presidente de la Federación de Caza de La Rioja, Eduardo Cornejo, quien subraya también la importancia del sector en la comunidad. No en vano hay 9.000 federados, sólo superados en número por el fútbol.

En Castilla y León, Ecologistas en Acción se ha implicado en el proceso judicial, pero en La Rioja descartan emprender acciones legales contra la Ley de Caza. Reconocen que la situación no es la misma y detallan que existe un desequilibrio que hay que corregir, pero creen que “la caza no es la solución”.

Concentración contra la caza en Logroño

Los cazadores se movilizan

Se trata de un debate recurrente entre cazadores y ecologistas. Los primeros defienden el importante impacto económico del sector, mientras que los segundos lamentan que “la caza siempre sea prioritaria”. Así, citan ejemplos como la ampliación del calendario de caza, “con lo que esto supone de conflicto con otras actividades como el senderismo o la recogida de setas”, explica Julio Verdú, de Ecologistas en Acción. También reclama que no sólo se señalicen las pistas sino también los senderos cuando hay batida.

Cornejo discrepa: “una cosa son los días hábiles establecidos en la temporada de caza y otra las jornadas que luego establecen los cotos. No todos los días de la temporada se caza. De hecho, el año pasado, en caza menor, el máximo de días de caza en un coto fue de 9 y hay cotos que sólo cazaron 3. Y los planes técnicos también regulan el horario y los piezas”.

Además, añade el presidente de la Federación de Caza, hay que tener en cuenta la importancia de las batidas que se autorizan para controlar especies como el conejo. “El 80% de lo que cazamos son medidas extraordinarias y para evitar daños en los cultivos y accidentes de tráfico”.

Sin embargo, desde Ecologistas en Acción insisten en que estas medidas no sirven para regular la población de especies cinegéticas. “La población de jabalí, por ejemplo, tiende a criar más. Cada vez hay más batidas y la población sigue aumentando”. Algo que, para Cornejo, se explica porque los animales ya no encuentran alimentos en los montes y bajan a los valles, donde la protección es diferente y cambia su comportamiento. Así, los corzos suelen tener una cría en los montes y dos en los valles. Si los animales causan daños, la caza trata de corregir esos desajustes.

Además, defiende que la caza también evita los accidentes que la proliferación de estos animales puede causar, aunque Verdú no lo tiene claro, “quizá el problema no es el ciervo o el jabalí que nos encontramos, sino que haya una carretera que pasa por encima de un bosque”.

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