Empate insulso bajo el guión conocido
Dos empates, cinco victorias, dos empates. La UDL atraviesa por una dinámica positiva que le ha llevado a sumar de manera consecutiva en 9 jornadas. Gracias a esta racha el cuadro blanquirrojo se ha afianzado en la zona de ‘play off’ hasta el extremo de contar con 7 puntos de margen respecto a la quinta plaza. Todo perfecto. Con esto hay que quedarse del duelo vivido en el Stadium Gal. Porque esta temporada, después del horrendo inicio, Sergio Rodríguez parece priorizar el no encajar con la alegría ofensiva. Quizá por eso, los riojanos apostaron por las tablas cuando el cuerpo de los aficionados pedía dar un paso adelante ante un rival que cuenta con 4 puntos de ventaja respecto al descenso.
Sobre todo porque este Real Unión ya no es ese bloque temible en su feudo, un conjunto sólido, físico, rocoso… los tiempos han cambiado y el fútbol también. Ahora algunos equipos vascos empiezan a priorizar la posesión en aras de ese fútbol de contacto y más impulsivo. Caso del cuadro irundarra. Y la UDL, en principio, es uno de esas escuadras que le da buen trato a la pelota, que intenta cuidarla.
Pero como se viene demostrando, los riojanos se encuentran cómodos cuando gozan de espacio a la espalda de sus oponentes. En la elaboración no son tan incisivos, la practicidad es una de las máximas. No arriesgar más de lo que se puede. Por eso ante el Real Unión dio la sensación de que se podía haber hecho algo más. Haber empujado más en determinados momentos y haber intimidado a Sequeira con mayor continuidad.
Lo buscó Sergio Rodríguez en la recta final del duelo con Ander Vitoria y Marcos André, pero lo hizo a mitad de camino. Sí, pero no. No, pero sí. Cierto que la UDL pudo ganar. Con el mismo número de oportunidades superó al filial del Sporting, por ejemplo. Pero todo pasa por ajustar entre los tres palos. Porque Rubén Martínez, tras una contra al cuarto de hora, se topó con la madera después de que la pelota golpeara en Senar. También Víctor López, con un remate de cabeza a la hora de partido, se encontró con una buena estirada de Sequeira. Incluso el delantero brasileño, previo centro de Salvador, no dudó en lanzarse en plancha para dar los puntos a los suyos. Lástima, que el remate se marchó al centro donde estaba bien colocado el meta local.
El resto fueron aproximaciones. Querer y no poder. No terminar de concretar. Llegar y no culminar. Parecer que se podía aprovechar y después ni siquiera asustar. Pedrito fue el primer cambio. Una novedad. Pero con el papel de revulsivo no estuvo afortunado. Ni siquiera Ñoño le dio la verticalidad deseada por los costados. Hubo demasiado miedo a perder el sitio, a desordenarse y sufrir. Quizá había ciertas reticencias por ver el rendimiento de una defensa nueva con Flaño en la derecha -Juan Iglesias estaba sancionado-, además de Bobadilla y Santamaría en el centro de la zaga ante la sanción y lesión de Caneda.
Miguel, en este sentido, no pasó apuros. Es decir, que no se puede poner ningún pero ni a Flaño -que desapareció del once cuando más centrado estaba y cuando Iñaki le birló el lateral- ni a Santamaría -capaz de estar una vuelta entera sin jugar de titular y no acusarse-. Orbegozo, Javi Martínez y algún remate de Galán fue lo más potable de un Real Unión que evidenció los motivos que le han llevado a firmar ya 15 empates este curso.
Lo intenta, pero no tiene esa mala leche para ser contundente en la parcela ofensiva. Puede que a la UDL le suceda algo similar, dado que con el arsenal individual con el que cuenta no termina de sacarle provecho -20 goles anotados-, aunque puede que sea en detrimento de ostentar la mejor defensa del panorama nacional -10 tantos recibidos-. Por todo ello, el empate a cero vivido en el Stadium Gal se debe dar por bueno, por seguir sumando. Que se podía haber ganado, pues sí. Pero la idea es la misma, la de no conceder atrás y estar certeros en el área rival.
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