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El muro que amenza a Enciso

El muro que amenza a Enciso

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Los vecinos de Enciso han visto como en menos de 10 años surgía un muro de hormigón de casi dos millones de toneladas y 103 metros a medio kilómetro de sus casas. El medio digital El Confidencial se ha hecho eco de sus temores y angustias, ante el riesgo de que un accidente provoque una desgracia.

Enciso, un pequeño municipio de 178 habitantes al sur de La Rioja cercano a Arnedillo, famoso por sus yacimientos de huellas de dinosaurios, vive con un monstruo pétreo a sus puertas. “No me acostumbro, es que no me acostumbro”, afirma su alcalde Ricardo Ochoa al abrir la ventana y observar el muro gris, que contiene las aguas del río Cidacos -la presa posee una capacidad de 46 hectómetros cúbicos-. “Si ocurre una desgracia, tendríamos unos 40 segundos para evacuar. No merece la pena ni salir de casa”, se queja el concejal Ernesto Domínguez.

Una obra 'maldita'

La presa comenzó su “fase de carga” a principios de febrero, poniendo fin a una historia maldita, llena de retrasos, contratiempos y accidentes. Desde su licitación en 1993, se tardó 4 años en adjudicarla. Después comenzaron los problemas con los materiales de la cantera, los sobrecostes, etc. hasta que en 2008 se iniciaron las obras. Pero la crisis la paralizó, por los recortes y los desacuerdos políticos. Al final, la presa ha costado más de 100 millones de euros y dos vidas: un encofrados ucraniano que se precipitó al vacío en 2017 y un camionero que se salió de la carretera en 2014 mientras transportaba agua para la mezcla.

Es cierto que muchos vecinos han trabajado en la obra, y el resto se acostumbraron a observarlas a poca distancia. Pero a medida que su sombra ha ido creciendo, ha crecido su preocupación. El alcalde Ochoa ha realizado varios viajes a Madrid, Logroño y Zaragoza para transmitir sus temores: que un temblor o un deslizamiento provoquen un accidente. “No es una cosa que se me haya ocurrido a mí. En esta zona hay actividad sísmica y hemos tenido dos pequeños terremotos últimamente. Los movimientos de tierra son frecuentes en el valle. Si cae un alud a la presa, se puede generar una ola que rebase el muro y arrase el pueblo”.

Esta teoría está avalada por el profesor de geodinámica interna de la Universidad de Zaragoza, Antonio Casas, a quien las autoridades han calificado de alarmista.“Esta presa es una caricatura”, dispara Casas. “Yo estaría preocupado, pero no solo en Enciso, sino también en Arnedillo -a pocos kilómetros-, donde la situación es mucho más grave porque los daños provocados serían aún mayores y viven 500 personas. Sus casas quedarían destruidas por completo”, dice. Critica que no se tuvo en cuenta la intensa actividad sísmica de la zona: “En 1817 hubo un terremoto gordo y las iglesias de la zona tienen grietas de arriba a abajo. En 1961 hubo otro. Hasta 2012, el Instituto Geográfico Nacional decía que no hacía falta hacer estudios sismográficos en zonas con este grado, pero eso cambió y aquí no se ha hecho nada porque el proyecto es de los años 90”.

Los riesgos son más altos de lo que se podría pensar. “Se podría producir un deslizamiento a lo largo del vaso como el que está ocurriendo ahora aguas arriba. Además, los estratos están inclinados hacia el embalse, que está en la peor situación posible, a punto de caerse. Cualquier cambio en las condiciones podría provocar una caída de tierras. Tampoco se descarta que haya problemas con la cimentación en roca en caso de terremoto. Y la acumulación de agua a veces provoca lo que se llama sismicidad inducida. Es decir: que se intensifique la actividad sísmica. La presa no está preparada en absoluto para eso, algo que han reconocido los propios técnicos”, insiste.

Un miedo diario

Los vecinos de Enciso, que han notado varios temblores en los últimos meses, se muestran realmente preocupados. No solo por su integridad física, sino por su salud mental. “El otro día estábamos reunidos, hablándolo, y una niña se puso a llorar, decía que la presa estaba a punto de caer, que teníamos que marcharnos corriendo. Al final te quita el sueño. Tampoco creemos que se vaya a venir abajo solo el muro, pero si la tierra se mueve, si hay un deslizamiento y el agua rebasa… Los propios ingenieros dicen que 100% seguro no hay nada”, cuenta Isabel Garrido, otra concejala, de los cinco con los que cuenta el pueblo. “El problema es que vemos el muro todos los días. Los de Arnedillo quizá tienen el mismo riesgo, pero psicológicamente no es lo mismo”, lamenta Domínguez.

Las autoridades ministeriales, regionales y provinciales aseguran que la obra cumple con todos los protocolos. Para garantizarlo, se ha licitado un sistema de detección sísmica.

La Conferencia Hidrográfica del Ebro (CHER), responsable última de la presa, asegura que en los Planes de Emergencia se abordan todos los escenarios posibles. Ante los posibles deslizamientos, aseguran que “siempre que hay un talud natural o un desmonte artificial existe la posibilidad de que se produzcan mayores o menores movimientos, no solo en zonas que están en contacto con el embalse sino en cualquier actuación u obra pública. En los embalses existe siempre un volumen sin utilizar, llamado resguardo. En principio, el resguardo existente, incluso en el nivel máximo del agua, sería capaz de absorber esos volúmenes de tierra potencialmente movilizables para que no se produjeran problemas”

Aseguran que el Plan de Emergencia “define una serie de escenarios de creciente gravedad. Hasta llegar al escenario más grave, se habrían tomado en escenarios anteriores las medidas de evacuación que fueran convenientes por parte de los máximos responsables de Protección Civil. Es decir, que las poblaciones aguas abajo de la presa deben saber que los servicios competentes habrían activado con anterioridad los recursos para una evacuación segura, tal y como pasaría con cualquier desastre natural”.

Una obra que llega tarde

Las protestas de los vecinos, que llenaron el pueblo de pancartas y flotadores colgados en las ventanas durante una visita oficial, han generado un debate en la Comunidad. “Vinieron hasta con los antidisturbios, por si acaso. Ya ves tú. Han tenido más de 20 años para explicárnoslo bien y ahora lo hacen todo deprisa y corriendo. No es solo cosa de Enciso. En total son cuatro pueblos directamente afectados. También indigna que en su día se prometieron inversiones de más de nueve millones de euros y ahora de eso no se acuerda nadie. No hemos visto ni un euro”, protestan.

Paradójicamente, esta obra fue una reclamación durante décadas de la población del valle. La industria textil y los agricultores reclamaban hace más de un siglo una infraestructura que controlara las aguas del Cidacos. Durante la Segunda República se planteó un proyecto, abandonado con la guerra civil. Hoy, esa industria se ha sustituido por el turismo, la ganadería extensiva y las pensiones de los jubilados. “Aquí ya no quiere nadie ese muro de hormigón, que es un horror. Nuestros abuelos crecieron con la esperanza de que lo levantasen, pero ahora que lo han hecho ya no lo quiere nadie”.

De momento, los vecinos ya han perdido parte de su pueblo, pues una pequeña pedanía a la que se iba de excursión los domingos por la tarde, Ruedas de Enciso, ha quedado al otro lado del muro... bajo el agua.

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