La Rioja rural se queda sin bancos: la mitad de los pueblos riojanos no tienen sucursal

Acudir a su banco a ingresar o sacar dinero o simplemente a actualizar la cartilla no es tan fácil para más de 9.000 riojanos, que no disponen de oficina bancaria en su propio municipio. Y es que en los últimos diez años se han cerrado numerosas oficinas en toda España y La Rioja no es una excepción, hasta el punto de que la mitad de los municipios de la comunidad no disponen de banco.

Son datos del estudio del Banco de España 'Cierre de oficinas bancarias y acceso al efectivo en España' referente a 2017, que justifican estos cierres en un momento de “ajustes y recorte de costes” que comenzó con la crisis, lo que ha supuesto el cierre de sucursales que tienen pocos clientes y son menos rentables.

Así, La Rioja contaba en 2008 con 497 oficinas bancarias, mientras que en 2017 la cifra se redujo a 314, lo que significa 183 sucursales menos, casi un 37%. Esto se traduce en que 87 pueblos de La Rioja, el 50% del total, no tienen banco.

Por comunidades

La comunidad autónoma que tiene menos oficinas bancarias es Castilla y León. Hasta un 15% de su población no tiene un banco en su lugar de residencia. Uno de cada cuatro municipios que no tienen sucursal en España está en esta comunidad, hasta 2.248 pueblos. Le siguen, aunque de lejos, Castilla-La Mancha, Cataluña y Aragón.

La rebaja registrada en los últimos diez años ha sido mayor en Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid, mientras que Andalucía es la comunidad con más proporción de delegaciones, un 16%, aunque también ha notado el recorte.

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En el mundo rural

Lo cierto es que, aunque no hay bancos en la mitad de los pueblos riojanos, el cierre de sucursales en La Rioja afecta tan sólo a al 2,9% de la población, un punto por encima de la media nacional. El problema es que se trata de pequeñas poblaciones rurales, donde viven, sobre todo, personas mayores. El aumento del uso de internet y la banca online facilita la realización de operaciones bancarias sin tener que acceder a una oficina, evitando la exclusión financiera, pero no para estas personas, que suelen usar medio de pago el dinero en efectivo, como recuerda el informe.

Las entidades complementan la distribución de efectivo con cajeros automáticos desplazados y otras facilidades como oficinas móviles, 'ofibuses' o agentes financieros que atienden a los clientes periódicamente en aquellos puntos donde ya no existe oficina bancaria. ¿Es esto suficiente para que la brecha demográfica de la que tanto se habla no se agrande cada día más?