Los saques de esquina limitan a los rojillos

4 de noviembre de 2018 05:14h

Un punto. Uno más. El Calahorra se agarra a La Planilla. No lo hace con la firmeza del comienzo liguero, pero lo importante es continuar acercándose al objetivo de la permanencia. Enfrente venía el colista, un rival que acababa de ganar su primer partido del curso y que evidenció en tierras riojanas que ha pasado ya el peaje del debut de la categoría para enseñar los dientes y estar más cerca de la salvación. Se podía pensar que los rojillos perdieron una gran oportunidad. Cierto. Además, se pusieron dos veces por delante y no supieron mantenerla la renta porque los pupilos de Miguel Sola no estuvieron finos a la hora de defender los saques de esquina, ya que encajó los dos tantos de la misma manera.

Después de la debacle sufrida en El Sardinero, el Calahorra quiso salir a mandar y a reencontrarse con el triunfo en La Planilla. De primeras, la idea era buena pese a que hubo sorpresa en el once, puesto que ni Javi Barrio ni Javi Duro eran de la partida, lo que dejaba a Parla como central. No afectó en nada porque el conjunto de Miguel Sola empezó con fuerza con un tiro de Álvaro González y con otro remate de Ubis.

Incluso Rodrigo fue trabado por Infante dentro del área para que Parla gozara de un penalti que, en primera instancia, desperdició tras la parada de Errasti, pero el madrileño vio el balón suelto y se lanzó en aras del tanto. Lo consiguió. Un gol que obligó a la Cultural de Durango a adelantar líneas. Malo para los rojillos que ya no eran tan incisivos, ya no eran tan dominadores.

Javi Alonso avisaba con un tiro antes de la media hora, aunque Goñi, cierto que en una acción aislada de los locales, pero muy bien trenzada, pudo ampliar la diferencia. Con lo que no contaba el cuadro riojano era con el córner posterior, casi al filo del descanso, con el que los vizcaínos iban a empatar la contienda. Remate de Molina, saca Zabal y Amorrortu completó la labor de su compañero para conseguir las tablas.

Sola actuaba en el intermedio con Javi Duro y Barcina a escena recomponiendo el costado zurdo. Cambios que surtían efecto, ya que Ubis volvía a colocar a los rojillos por delante nada más arrancar el segundo período tras una buena asistencia de Goñi y un buen remate de cabeza cruzado del delantero riojano. El problema es que no hubo tiempo para celebrarlo. A renglón seguido, saque de esquina a favor de la Cultural de Durango y empate, después del control y tiro raso cruzado, ajustado al palo, de Cenitagoya.

Resultó un mazazo para los locales y una bocanada para los visitantes que veía que cualquier acción a balón parado podía servir para generar peligro ante una zaga dubitativa en este tipo de jugadas. Por fortuna, el juego se normalizó y el Calahorra recuperó la iniciativa. Aunque lo hacía con miedo, no se quedó a merced de su oponente. Sin embargo, faltaba continuidad en el juego y en las posesiones. El choque se trababa y se añoraba más ritmo y velocidad en las filas rojillas. Era como si la Cultural de Durango se diera, más o menos, por satisfecha para sumar por segunda semana consecutiva.

Sola agotaba los cambios con Barace para refrescar el centro del campo y dar un impulso final a los suyos para buscar el triunfo, aunque con lo que se encontró el equipo riojabajeño fue con una intervención de Zabal a tiro lejano de Pradera. Barcina, en los instantes finales, buscaría la meta de Errasti, pero su disparo fue flojo y acabó en las manos del portero sin problemas. El Calahorra quería, pero le faltaba fútbol, y confianza, para superar a un ordenado rival que llegó a La Planilla con la intención de sumar y lo consiguió.