Este jueves comienza el juicio contra el profesor riojano acusado de abusos sexuales a un menor

Este jueves comienza el juicio contra el profesor riojano acusado de abusos sexuales a un menor

Rioja2

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La herida volverá a abrirse este jueves. Diez años después, llega el juicio contra el profesor riojano del colegio del Opus Dei Gaztelueta de Leioa (Vizcaya) acusado de abusar de un menor. La víctima, vecina de Haro, tiene hoy 22 años y todavía no ha superado las graves secuelas de este suceso.

Su testimonio, según los peritos del juzgado, se considera fiable en un 100%, explica su padre, Juan Cuatrecasas, a Rioja2. Ahora la familia afronta con nervios y preocupación el juicio. “Nunca piensas que te va a pasar a ti y te pilla de sorpresa”.

El auto de instrucción considera que hay “indicios más que racionales de delito” de que el profesor, entre 2008 y 2010, abusó presuntamente y de forma continuada de su hijo, que entonces tenía doce años. Según su relato, el niño tenía pesadillas y no quería ir al colegio. Un día sus padres lo encontraron encerrado en el baño, tirado en el suelo. Allí comenzó a desvelar su problema a sus padres.

Les contó que padecía comentarios despectivos por parte de sus compañeros (dos menores han sido condenados por acoso escolar) y su preceptor, el profesor encargado de orientar vital y educativamente a los estudiantes en el centro religioso. Poco a poco, el joven fue contando a sus padres que el profesor le enseñaba fotografías de chicas desnudas en el ordenador, le pedía que se quitara la camisa e incluso le había tocado en las piernas, el pecho, el cuello, los brazos o las nalgas.

Ahí comenzó la pesadilla para el menor y su familia, no sólo para asumir lo sucedido sino también para conseguir depurar responsabilidades. Batallar con el Opus Dei está siendo un proceso duro: “Saben bien cómo presionar. Incluso los profesores y alumnos firmaron unas actas diciendo prácticamente que el profesor era un santo”. La familia incluso decidió trasladarse a Haro en 2013 porque la situación era insostenible. “El trato aquí ha sido de quitarse el sombrero. En los pueblos hay más cercanía, más calor”.

El juicio

El procesado es Chema M.S., un riojano licenciado en Historia y numerario del Opus Dei, es decir, es un laico que vive el celibato como la forma de conseguir una mayor entrega a sus labores formativas. Antes de trabajar en el País Vasco, fue monitor de niños y jóvenes en la asociación Glera en Logroño.

La abogada de la acusación pide diez años años de prisión para él, mientras que el fiscal tres, ya que, como critica su padre, “no aplica agravantes, ni el sometimiento que le infligió el adulto al menor ni el hecho de que fuera menor de edad”.

“Mi hijo tiene que cerrar ese círculo para recuperarse. Los efectos fueron demoledores. A día de hoy, con tratamiento ha logrado suavizar algunas secuelas, pero otras todavía están presentes. Aún no ha llegado a la estabilidad, nosotros hemos visto el infierno, pero mi hijo ha vivido en el infierno”, lamenta Cuatrecasas, quien teme ese momento en el que su hijo tenga que enfrentarse a estar en la misma sala que su abusador.

“En otros países, a las víctimas -cuyo testimonio está avalado ya en un juzgado- ni se les llama en el juicio”. No es el caso de esta vista, en la que sí deberá acudir y se tendrá que conformar con un biombo que le impida ver a su abusador.

La familia afronta el juicio con muchas esperanzas de que Chema M.S. sea condenado. “Espero que de una vez por todas estos temas se traten como se tienen que tratar. Muchos casos han sido silenciados, han prescrito o no han sido denunciados por miedo y culpabilidad por parte de la víctima”, detalla su padre.

También cree que, si hay una sentencia condenatoria, saldrán a la luz más casos. “Queremos ayudar a otras víctimas, no sólo a afrontarlo sino también a relacionarse y a batallar con la Iglesia y con los poderes públicos”.

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