El Barcelona no da opciones al BM Logroño
No pudo ser. Era complicado. Se sabía. Pero había esperanzas… se jugaba en casa, era a un partido, primer duelo oficial de la temporada… Dio igual. El Barcelona sigue estando a otro nivel. Muy superior. Demasiado. El mérito hay que dárselo a los catalanes que están dispuestos a meter una marcha más, quizá con el objetivo puesto en mejorar sus prestaciones en Europa, tras los fichajes de verano. En el BM Logroño se estrenaba Miguel Ángel Velasco. Difícil valorarlo porque enfrente había un oponente de leyenda en las competiciones nacionales.
Los franjivinos lo intentaron, le pusieron ganas, intensidad, pero el 27-35 fue más que evidente de lo que sucedió en el Palacio de los Deportes. Al menos, los locales se llevaron tres trofeos: mejor jugador y máximo goleador (Garciandia y sus 7 goles) y mejor portero (Sergey Hernández). Un mal menor, pero que debe animar para el compromiso de la próxima semana, cuando arranca la Asobal, ante el subcampeón Ademar León.
Comenzaron ambos conjuntos defendiendo en 5-1 y el BM Logroño cayó en la red impuesta por los azulgranas, más contundentes y certeros en el robo. Por ahí se desangró el cuadro franjivino. Entre las pérdidas, que le impedían siquiera lanzar a portería, y los contragolpes, letales, de su oponente los de Xavi Pascual cogieron una renta difícil de recuperar. Casi imposible. Dieron igual las paradas iniciales de Sergey Hernández -incluidos dos penaltis a Dolenec- o los goles de Garciandia, atinado en el lanzamiento lejano, y Muñoz, que encadenó tres en unos instantes.
Tras el 5-6 a los 14 minutos se pasó en 7 minutos al 8-13. Palmarsson, central islandés, asumió la responsabilidad de los catalanes para liderar y complicar las ilusiones de los logroñeses. Además, las constantes rotaciones de los azulgranas complicaron aún más la existencia de los anfitriones. Mem, Dolenec, Palmarsson, Tomás, Duarte, Ariño, Mortensen, Aleix Gómez… todos anotaban.
Los 6 contragolpes al descanso de los catalanes eran decisivos para el 13-18 al descanso. El BM Logroño estaba colapsado en ataque. Garciandia, Muñoz y las conexiones con Kusan era casi lo único que funcionaba. Ilic, además, sumaba dos exclusiones lo que dificultaba que se empleara a fondo en labores de contención, donde Miguel Sánchez-Migallón no podía con todo. Kukic lo jugaba todo y parecía que se estaba dosificando. Enfrente Thiagus y Fabregas imprimían intensidad defensiva que impedía que los riojanos pudieran acercarse.
Había que confiar en una reacción para creer en la segunda mitad. Sin embargo, el parcial de 0-3 (se amplió al 0-4) tras el descanso encarrilaba la Supercopa para un imparable Barcelona. Velasco actuó, había que hacerlo. Con el 13-21 se buscaba un punto de inflexión. Cuando menos pelear por el trofeo. La renta no bajó a menos de 6 tantos (23-29) porque pese a que hubo buenas fases del BM Logroño, en cuanto cometió algún error el Barcelona machacaba con goles fáciles en transiciones.
No había respiro. El 18-27 en el ecuador del segundo período decreció los ánimos en el Palacio. Lógico. Pese a ello, el BM Logroño percutía con un rápido Cadarso y con un Junior Scott más activo. El juego de ataque pareció mejorar. Se acusó en el electrónico, hasta el 23-29 a 9 minutos de la conclusión. A partir de ese momento, intercambio de goles hasta cerrar el duelo con el 27-35 y con la anécdota de que David Cadarso, a sus 16 años, pudo disfrutar de la Supercopa.
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