Tienen un trabajo del que vivir en San Román de Cameros pero no una casa en la que dormir

Rioja2

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Richard tiene 46 años y Olivia 38. Dos logroñeses que han decidido realizar el camino inverso, abandonar la ciudad para ir a vivir a un pueblo de La Rioja, en este caso San Román de Cameros. “Vivo en el centro de Logroño, en la Plaza San Agustín y trabajo en la Plaza del Mercado”. Una forma de vida demasiado rápida que les ha motivado a dar su vida este giro de 180 grados. “Siempre nos ha gustado vivir en el monte y el estrés y el ruido de vivir en en centro de Logroño nos ha terminado de convencer”.

El 6 de agosto comienza su trabajo y aún no tienen casa

Ahora quieren abandonar Logroño por San Román de Cameros. Y es que la estancia de esta pareja en una casa rural de este pueblo les terminó de convencer. Estaban dispuestos a abandonar sus trabajos en Logroño, de hecho así lo han hecho. “Queríamos irnos a vivir a San Román pero teníamos que encontrar una forma de ganarnos la vida”. Y la oportunidad surgió. “El Ayuntamiento de San Román de Cameros nos ofreció la posibilidad de gestionar el centro social del pueblo”.

Nuestra idea, explica Richard, es ofrecer a los vecinos del pueblo el servicio de bar pero además revitalizar el centro social y convertirlo en el centro neurálgico, algo así como un punto de reunión y de encuentro de los vecinos en el que poder hacer algo más que tormar un café. Además, apunta, tenemos experiencia porque tanto mi compañera como yo hemos trabajado en hostelería.

Estaban convencidos de ir a vivir al pueblo durante todo el año, tenían incluso una forma de ganarse la vida. Sólo quedaba encontrar una casa en la que vivir, algo que Richard consideró que “no sería muy complicado”, pero estaba equivocado. Richard y Lidia comenzarán a hacerse cargo del centro social de San Román de Cameros el próximo 6 de agosto. El próximo lunes comienza el contrato pero, de momento, no tienen una casa donde vivir.

Nuestra idea es vivir en San Román de Cameros durante todo el año, queremos empadronarnos allí, hacer vida en el pueblo” pero aún no han encontrado su hogar. Y es que las alternativas que les han ofrecido no les convencen. “No queremos un palacio, ni una casa solariega, sólo queremos un lugar en el que vivir durante todo el año, una casa preparada para en la que poder vivir también en invierno”. Y es que según cuenta Richard a Rioja2, “nos han ofrecido viviendas que no estaban acondicionadas para poder soportar el duro invierno”.

Aún así Richard y Lidia no cesan y siguen buscando su hogar en San Román de Cameros. Curiosamente, explica Richard, “es la gente que vive en el pueblo, que no son del pueblo, los que más nos están echando una mano prestándonos habitaciones y tratando de buscar soluciones”. También han mantenido varias reuniones con el alcalde del municipio pero, a menos de una semana de comenzar su trabajo al frente del centro cívico, siguen sin encontrar su hogar.

Aún así, esta pareja está convencida. Van a abandonar las comodidades de la ciudad por la vida sosegada en un pueblo del Camero Viejo riojano. Tienen trabajo pero no tienen casa. Y, mientras tanto, reflexiona Richard, “los medios de comunicación siguen hablando de viviendas vacías, de la población envejecida y de cómo se van muriendo nuestros pueblos”. Es una regla de tres, prosigue, “al no haber gente, las casas están cerradas y, en principio, habiendo casas cerradas no debería haber problema para encontrar un lugar en el que asentarse y procurar vivir el resto de nuestras vidas”. Pero no es así.

Y es que “las viviendas vacías que hay no se venden ni se alquilan”. Hay quien la tiene, prosigue, “porque sube los fines de semana, quien sube una vez al mes, quien lo hace una vez al año o quien no sube desde que se murió el abuelo. Por si suben los hijos/nietos (que no irán jamás) o porque es una herencia y nos estamos dando puñaladas en los tribunales entre la familia son las excusas más recurrentes. Aunque muchas veces es más sencillo. Es un bien que no cuesta dinero y, en muchos casos, hasta desgrava impuestos. Y allí se queda la casa. Vacía. Una casa solariega y blasonada, como decía León Felipe, que terminará cayéndose por la falta de uso”.

Y, mientras tanto, “la sierra se vacía. Pero no porque la gente no quiera vivir allí, es porque no nos dejan a quienes realmente queremos hacerlo. ¿Tendremos que esperar para ocupar un pueblo abandonado y que nos metan en la cárcel?”, se pregunta esta pareja.

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