Así han vivido el rescate de Tailandia los tíos riojanos de uno de los niños

Rioja2

0

La pesadilla ha terminado con final feliz. Los 12 niños atrapados junto a su entrenador en una cueva en Tailandia han sido rescatados sanos y salvos y sus familiares pueden ya respirar tranquilos. No sólo en el país asiático se ha vivido con expectación y miedo este rescate, también en Logroño se ha sufrido mucho hasta que estos niños han podido salir de la cueva. Y es que Ai Kyauk Tauk, una tailandesa afincada en Logroño desde hace 13 años, tenía a uno de sus sobrinos en la cueva.

Pornchai Kamaluang tiene 16 años y afortunadamente ya está fuera, aunque ahora deberá permanecer unos días en el hospital. Es el hijo del hermano de Ai, así que la comunicación ha sido permanente desde que el 23 de junio se perdiera el rastro de este equipo de fútbol. “Cuando nos enteramos estábamos en shock. El acceso a la información no era fácil y estábamos muy nerviosos aquí en Logroño. No se nos va a olvidar nunca”, relata a Rioja2 el marido de Ai, José Jiménez.

Ese primer momento, en el que todavía no sabían si estaban vivos o muertos, fue, sin duda, el más angustioso, hasta que los encontraron con vida el 3 de julio. “Al saber que estaban vivos, nos fuimos tranquilizando”. Algo que ya había anunciado el monje budista Phra Khuva Boonchum, quien predijo que los niños estaban bien, dando así esperanzas a los familiares.

“No se nos va a olvidar nunca”

Comenzó entonces la planificación de la complicada operación de rescate, que desde Logroño seguían con sumo interés José, Ai y su hija Dana. Llegaron experimentados submarinistas de países como China, Japón o Estado Unidos, que tuvieron que enfrentarse a uno de los rescates más difíciles que se recuerda: todo estaba muy oscuro, era difícil acceder y las luvias amenazaban con filtrarse e inundar los túneles.

Cuando se los encontraron, relata la pareja, “comenzaron a llorar de emoción”. Y es que “habían perdido la noción del tiempo, ni siquiera sabían que habían pasado nueve días”. Además, la mayoría de los niños no sabían nadar ni bucear y hubo que enseñarles nociones básicas para sacarlos de allí. Pornchai sí que sabe, pero no es nada fácil nadar allí, a oscuras y entre piedras.

Él fue uno de los cuatro últimos niños que salió de la gruta. Como ocurre con el resto, el cambio físico es evidente. De momento todos permanecen en el hospital hasta que se recuperen y los familiares, hasta ahora, no han podido verlos hasta que se descartara el riesgo de infección. “Tienen muchas ganas de abrazarlo al fin, pero de momento hay que esperar porque está muy débil”.

“Habían perdido la noción del tiempo, ni siquiera sabían que habían pasado nueve días”

Lo que tienen claro es que no culpan al entrenador por su imprudente decisión de refugiarse en la cueva. “Ya conocían la cueva, habían entrado en diciembre, pero entonces no llueve y ahora sí. Ha sido un fallo, pero luego su buena actitud ha protegido a los niños”. Y es que ha tenido mucha paciencia y aguante y ha repartido su comida entre todos los niños, explica Ai.

Ahora confían en que su sobrino se recupere pronto, “hay que intentar olvidar la experiencia, seguir con el fútbol y que no se convierta en algo traumático”. En agosto viajarán a Tailandia para visitar a su familia y podrán por fin abrazar a su sobrino y olvidar esta pesadilla.

Varios medios de comunicación regionales y nacionales como Telecinco o TVE (minuto 7'40) se han hecho eco de la noticia y han reflejado ese primer saludo de Pornchai desde el hospital en lenguaje de signos dirigido a sus tíos riojanos, que son sordos y han recibido con gran emoción este gesto.

Etiquetas
stats