El ascenso del EDF Logroño supone 0 euros, el de un equipo masculino más de un millón

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Entre 120 equipos de Segunda División Femenina, sólo dos han conseguido el ascenso. Uno de ellos es el EDF Logroño, un modesto club de base que se creó hace tan sólo diez años y que, hace cuatro ya consiguió ascender a Segunda y permanecer. Ahora han llegado a lo más alto y, tras la victoria de este domingo, se prepara para jugar el próximo año en la categoría absoluta, la Liga Iberdrola.

¿Qué supone este ascenso para el club? Paco Rivillas, uno de los fundadores del EDF, lo tiene claro. “En lo emocional supone todo, nunca nos imaginamos llegar tan alto, estar ayer en la fuente Murrieta fue un sueño”, explica, “sin embargo en lo material resumo muy rápido lo que vamos a obtener: cero. Nos darán una copa en Madrid y ya, ni el club ni las jugadoras ganarán nada”.

Este “premio” contrasta totalmente con lo que supone para un club masculino ese mismo ascenso a Primera: primas de más de un millón de euros a las que hay que sumar cifras millonarias por los derechos de televisión e ingresos desorbitados por el merchandising y los patrocinios.

La polémica no es nueva. El pasado año se hizo público que las jugadoras del Atlético que ganaron la Liga cobraron 54 euros por persona, un premio de la Federación de 1.352,28 euros a repartir entre todo el equipo campeón. En cambio, los del Real Madrid ganaron una prima de 300.000 por jugador por conseguir esa misma hazaña.

“Sabemos que el fútbol masculino es más mediático, supone más ingresos, pero la diferencia no debería ser tan enorme”, estima Rivillas. “Nosotros hemos tenido que buscar por nuestra cuenta los patrocinios para cubrir el coste del play off, necesitábamos 12.000 euros que teníamos que sacar de donde fuera, porque la subvención del Gobierno sólo cubría el 20%. Pero eso hace también que hoy nos sintamos más orgullosos todavía”.

“Las jugadoras se mueven únicamente por amor al fútbol”

Hasta ahora, las jugadoras del EDF Logroño han estado cobrando menos incluso de lo que cobran algunos jugadores masculinos de Tercera. “Nuestra base es riojana, y lo seguirá siendo”, explica el directivo del club, “el 60% de las chicas son de Logroño, el resto de fuera. Les pagamos el alojamiento y las dietas y tratamos de buscarles trabajo o estudios y, ayudándonos además en otras categorías del club, podemos pagarles algo”.

Sin embargo, a partir de ahora en Primera, la Federación de Fútbol obliga a que todas las jugadoras tengan ficha profesional, con contrato y, por tanto, con Seguridad Social. Todas cobrarán un sueldo, eso sí, nada parecido a sus homólogos masculinos.

“Ahora tenemos que hacer un proyecto deportivo, que dejaremos en manos de Fernando que lo está haciendo de maravilla. Ya se están poniendo en contacto con nosotros algunas agencias de futbolistas”, explica, “y también un proyecto económico, tendremos que ver con qué ayudas podemos contar de Ayuntamiento y Gobierno, ver cuáles serán nuestros ingresos y organizarlo todo”.

El sacrificio, sin duda, no es ni parecido al de los equipos masculinos. “María, nuestra portera, tiene 17 años, es de Málaga y ya ha sido internacional con España”, cuenta Rivillas, “nosotros le buscamos estudios y está aquí por cuatro perras. Si fuera chico, en estas categorías, estaría cobrando muchísimo dinero, así, cualquier chico que despunte en el fútbol se mueve por España sin ningún problema, ella en cambio se ha movido por puro amor a este deporte”.

A pesar de todo, la ilusión y la fuerza están ahora en lo más alto. “Nuestra jugadora más joven, Anita, cumplió ayer 16 años y ya es campeona de Europa y jugadora de Primera. La más mayor tendrá 23 ó 24 años. Tenemos un equipo de futuro”.

El recorrido para llegar hasta aquí ha sido de todo menos fácil. “Empezamos Iván (Antoñanzas) y yo hace 10 años, viendo el interés de las chicas en los coles. Nuestras jugadoras llegaron a ganar el torneo alevín y no les dieron la copa porque había una jugadora de una categoría superior, pero es que si no ni siquiera podíamos jugar, así que hicimos nosotros unas medallas para ellas”, cuenta, “hace cuatro años subimos a Segunda y fuimos el primer equipo riojano que se mantuvo. Ahora cumplimos el sueño, somos de Primera”.

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