Enseñanza y Evolución Personal

Todos hemos conocido profesores y entrenadores que sabían mucho, pero que no sabían trasmitir, y otros que sabiendo menos eran capaces de hacernos vibrar con la asignatura. Los primeros podían llevarnos con facilidad al extremo de odiar la materia que impartían; y así ocurrió con quien estas líneas escribe –lo mismo que les sucedió a otros compañeros-, que fue a la reválida del entonces sexto de bachiller gracias a las buenas notas en matemáticas, física, idiomas e historia del arte, teniendo una mala puntuación en filosofía, cuyo profesor se dedicaba a impartir los temas con el programa de la universidad –teníamos entonces entre quince y dieciséis años-.

En un plan reciente de enseñanza, de cuyo nombre no quiero acordarme, se introdujo por fin el asunto de la “Inteligencia emocional”, el tan cacareado tema que creen haber descubierto los tratadistas estadounidenses, que como se sabe utilizan para formarse el mismo procedimiento que se ve en los baños que se dan algunos protagonistas de las películas del Oeste, es decir metidos en el agua en la que se va disolviendo su propia suciedad; dicho de otra manera, que sólo leen lo que se publican los encopetados expertos de su país, ¡cuando nosotros podemos presumir de tener un don Miguel de Cervantes, al que ellos no conocen, que si que tiene mucho que decir con respecto al tema, y que por supuesto escribió hace más de cuatrocientos años!

El procedimiento por el cual el entonces Ministerio de Educación iba a introducir en la enseñanza la cosa de la inteligencia emocional, era el mismo utilizado por los soviéticos, como se puede ver en la obra de Ayn Rand, testigo de la Revolución Rusa de 1917, de la que hablaré en próximos artículos. De esto no hay que extrañarse, porque en el fondo sucede lo mismo que con el tema de la corrupción en los partidos políticos, ¡en los que son los vigilados quienes eligen a los vigilantes; ahí es ná, y así va el país!

El pensamiento humano no es un código como el que tienen las máquinas, que es plano, sino que bien al contrario en es relieve. Para comprenderlo mejor voy a repetir aquí brevemente lo que solía decir a mis alumnos a comienzo de curso:

“El ser humano tiene dos piernas, gracias a lo cual podemos caminar; cuando lo hacemos a la pata coja, es decir dando saltos con una pierna, la otra comienza resentirse. Tenemos dos brazos y dos manos, gracias a lo cual podemos tocar la guitarra, ya que con una elegimos la nota, y con la otra la hacemos sonar –con una mano y seis cuerdas no tenemos muchas posibilidades. Vemos en relieve porque tenemos dos ojos; y si vemos los colores no debemos permitir que nos hagan pensar en blanco y negro, como sucede con las religiones racionalmente manipuladas, los partidos políticos y los falsos profetas, científicos y filósofos. Tenemos dos hemisferios cerebrales: el racional analítico y el emocional intuitivo.

Quiero contaros alguno sucedidos para que lo entendáis mejor. Había en cierta emisora de radio un programa científico, cuyo conductor –perdón por esta palabra- quería reducir la vida humana a leyes matemáticas. El programa era abierto y se podía llamar por teléfono. Un día llamó a la emisora un personaje preguntando al que hablaba si tenía hijos. Tras unos segundos de silencio contestó de una manera un poco contrariada que aquel no era el tema del que se trataba. El preguntador contestó que sí que era el tema porque estaba seguro de que no era posible medir cuanto quería a sus hijos, no porque no había un sistema de mediadas que se utilizase para eso, sino porque el pensamiento humano está más allá de la lógica racional, con lo que quedaba demostrado que no todo era medible; y a continuación leyó unos párrafos de Cervantes hábilmente elegidos.

¿Cuál ha sido el motivo por el que Albert Einstein, que tuvo suspensos en sus estudios, pasara a la más alta categoría de los investigadores y a los libros de física, y que a sus compañeros de carrera, con mejores notas, no los conozca nadie? Sencillamente, al igual que Edison, Meucci y Tesla, su desarrollo personal lógico analítico e intuitivo personal –Einstein era un excelente físico y matemático, y a la vez un excelente violinista-“.

En definitiva el desarrollo personal debe abarcar tanto la lógica racional como la emocional, y para esto último la música y el ejercicio físico al aire libre son fundamentales, como ha recordado Plácido Domingo en algunas ocasiones; ahora bien pretender que una persona tenga la capacidad emocional por decreto es como afirmar que todos los soldados son valientes por decisión del mando -¡menudas perogrulladas; y así va la enseñanza!