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Vivanco te lleva de poda y almuerzo entre viñedos para disfrutar de la Semana Santa

Vivanco te lleva de poda y almuerzo entre viñedos para disfrutar de la Semana Santa

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Durante esta Semana Santa, Vivanco Bodega, Fundación y Experiencias ofrece diversas actividades - como la novedosa 'tiempo de poda'- hasta el 1 de abril, y toda la semana posterior, hasta el 8 de abril. A las habituales visitas guiadas a la Bodega y el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, se suman los cursos de cata (un encuentro personal con el vino para disfrutar de él con la conciencia de los cinco sentidos) y una actividad muy atractiva: Maestro Bodeguero.

Una experiencia que de manera permanente se puede realizar en Vivanco, tras el éxito desde su inauguración en verano, y que permite aprender desde la práctica los entresijos de un maestro bodeguero: una figura imprescindible en una bodega, un especialista que conoce y aporta al futuro vino las diferencias entre una barrica de roble francés o americano. Un descubridor de la esencia de las maderas y tostados, que intuye la proporción justa de un coupage único y personal.

Son actividades que se pueden disfrutar mientras los más pequeños, gracias a los talleres de Vivanco Kids, exploran su imaginación entre el arte escondido de sarmientos, zarcillos, corchos, etiquetas, maderas y todo tipo de pinturas.

Novedades

La filosofía de divulgar la Cultura del Vino que proyecta Vivanco en cada una de sus propuestas, también incluye un encuentro entre el visitante y la naturaleza, a través de las cepas. Con motivo de la Semana Santa, Vivanco inaugura 'Tiempo de Poda': una actividad de dos horas de duración que, de manera global, y gracias al contenido expositivo y los audiovisuales que ofrece el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, permite conocer de forma didáctica y amena el porqué de la poda y su contexto en la viña. Y, además, experimentar de primera mano este trabajo indispensable y concienzudo para que la cepa dé sus mejores frutos en época de vendimia.

La actividad da comienzo en la Sala 1 del Museo Vivanco de la Cultura del Vino. De manera muy visual, y gracias a un guía especializado, las personas que disfruten de esta actividad repasarán la morfología de la cepa (desde lo que no se ve, como las raíces que sustentan la planta y proporcionan su alimentación, esencialmente agua y sustancias minerales), hasta el tronco, los pámpanos, zarcillos, sarmientos, hojas (diversas según la especie), flores, racimos, yemas y el ansiado fruto.

Además, se darán los argumentos para saber por qué hay que podar, cómo se realiza esta labor según las variedades, cuándo y qué tipos de poda existen (porque la ciega difiere de la poda en vaso, en sistema Guyot o Cordón Royat) y cómo los meses del año desfilan por el propio viñedo.

La segunda parte de la experiencia en torno a la poda se traslada a una de las fincas colindantes al Museo Vivanco de la Cultura del Vino y la Bodega. Perfectamente ataviados con todo el material necesario para realizar este trabajo vital en el viñedo, los visitantes recibirán a pie de cepa todas las instrucciones para iniciar la poda manual, que realizarán por parejas.

Un trabajo que precisa concentración y que garantiza la desconexión total: lo importante es centrarse en las yemas, los sarmientos y la brisa que recorre una naturaleza salpicada de extensos viñedos que alcanzan los pies de la Sierra de Cantabria. Los sarmientos que se recojan servirán para asar parte del almuerzo riojano que, al aire libre, podrá disfrutarse una vez finalizada esta parte de la actividad. Un menú que constará de un delicioso choricillo, panceta, salchichón y careta, y que se acompañará con los vinos de Bodegas Vivanco.

El grupo que realice esta actividad, aprenderá a elaborar una bebida típica que acompaña la celebración de las festividades en La Rioja, aunque también es típica de las Castillas, Navarra y Aragón. Una bebida que, como curiosidad, se servía en La Mancha en un recipiente o cazuela que se incluía como parte indispensable de la dote de las jóvenes casaderas.

Según la tradición, los hombres se reunían en torno a “la zurra”, mientras comían frutos secos, y las mujeres compartían mantecados o pastas en la habitación contigua. Por cierto, la expresión zurrar hace referencia a la resaca que acompañaba a los buenos amigos del zurracapote. En Vivanco se aprenderá a elaborarlo con una justa proporción entre clarete, agua, azúcar, limón, canela y melocotón, o con jugo de almíbar. Y con mesura.

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