Herido al caérsele encima la pared de cristal de una pista de pádel

Herido al caérsele encima la pared de cristal de una pista de pádel

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Las 11 pistas de pádel de las instalaciones deportivas de Mutilva (Navarra) se pararon de golpe por el estruendo. No era para menos, el susto fue tremendo. Una pared de cristal se rompió, haciéndose añicos sobre el jugador arnedano Abel Sáenz, cuando se apoyó sobre ella. Afortunadamente, los cortes, aunque muy numerosos, fueron superficiales. Abel lleva 50 grapas y puntos por todo el cuerpo, pero podía haber sido peor.

El riojano se recupera estos días del susto en su domicilio de Logroño. Trabaja como monitor de pádel en Ayegui y el domingo 4 de marzo estaba jugando un partido del Circuito Navarro cuando se apoyó en la pared de cristal y ésta se rompió en mil pedazos sobre él. “Estaba con la tensión y la adrenalina del partido y no sentí nada. Creo que fui el único que no oyó el ruido del cristal, sólo noté que me caía algo encima. Me llevé las manos a la cabeza instintivamente y solo pensaba en que me pusieran algo para seguir jugando”.

Evidentemente, no pudo seguir jugando. No tenía apenas sangre, pero pronto se dio cuenta del alcance de sus heridas: “Tenía un trozo de piel que colgaba y cortes en la espalda, el cuerpo, el codo...”. Sólo en la pierna izquierda le tuvieron que poner 23 grapas, pero enseguida le dijeron que la herida era limpia. “Me atendieron dos chicas que eran médicas y estaban jugando en la pista de al lado. Me tranquilizaron al decirme que era una herida fea, pero que sólo eran cortes”.

Abel fue trasladado al Complejo Hospitalario de Navarra, donde le confirmaron que el corte no había afectado a ninguna arteria y pudo marcharse a casa a recuperarse ese mismo día. Ahora tendrá que permanecer de baja entre 20 y 25 días.

Un accidente poco frecuente

Las pistas de cristal son tendencia en el mundo del pádel, porque permiten una mayor visibilidad. De hecho, la mayoría de pistas de La Rioja son ya de cristal. Sin embargo, tienen un inconveniente: al ser de un material menos rígido, pueden terminar rompiéndose.

Abel insiste en que este tipo de accidentes no son habituales. “Ha sido una cuestión de mala suerte. No es lógico que esto pase, es como si en fútbol se le cae una portería a un jugador. La gente no debería tener miedo a jugar al pádel porque los cristales se rompan”.

Aunque no sea frecuente, sí que puede pasar. Un cristal recibe vibraciones, golpes, sufre con los cambios de temperatura, un pájaro puede estrellarse contra la pared... Para evitar algunos de estos accidentes, es vital realizar tareas periódicas de mantenimiento.

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