“Cualquier persona, tenga la ideología que tenga, puede ser además feminista”

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Feminismo es un término muy utilizado aunque, lamentablemente, aún hay personas que desconocen su significado. Y es para hablar de feminismo hay que dejar de lado las ideologías porque el “feminismo debe de dejar de ser ese arma arrojadiza entre los diferentes partidos políticos de la escena pública”. Es más para María Ángeles Goicoechea y Gregorio Sesma de la Unidad de Igualdad de la Universidad de La Rioja, “en un futuro no muy lejano, hay que empezar a contemplar el feminismo como un asunto de pacto de estado, igual que la violencia de género”.

Todos condenamos la violencia de género, pero no vemos tan claro el machismo en las situaciones cotidianas. De hecho, hay bastante controversia en considerar determinadas campañas o canciones como machistas y a la gente que las critica se les llama feminazi. ¿Queda todavía mucho por hacer a nivel pedagógico?

Sí, claro que queda mucho por hacer. Casi todas las personas hemos sido socializadas y educadas en una sociedad machista, por lo que nos resulta difícil detectar este tipo de conductas. Tenemos que adoptar otro punto de vista para valorar lo que siempre se ha hecho y apreciar que tiene consecuencias negativas para alguien, en muchos casos las mujeres u otras personas que están en situación de desventaja, en los márgenes. Las canciones reflejan unas veces formas de querer y de actuar aceptadas por la mayoría, en las que por lo común no se aprecia violencia. Algunas letras son explícitamente violentas, otras sin embargo son más sutiles, pero todas ellas se asumen por el ritmo pegadizo o porque no se considera importante lo que dicen.

En cualquier caso, no parece de recibo llamar feminazis a mujeres que lo que manifiestan es su cabreo y su rabia por siglos de opresión.

Uno de los tópicos más “cuñados” es que los hombres también sufren violencia, pero las cifras discuten esta afirmación y además la violencia con las mujeres es algo estructural. Algunos hombres se quejan de que las mujeres metamos a todos en el mismo saco y dicen que no todos los hombres son machistas, que les consideramos potenciales maltratadores, que la ley de género les discrimina... ¿Asistimos a una victimización de los hombres?

Desde nuestro punto de vista, sí. Se está dando la vuelta a los argumentos que demuestran conductas violencias machistas y se están haciendo mártires de la causa, cuando las que mueren por esta razón de desequilibrio de poder son las mujeres.

Los hombres viven situaciones de privilegio a las que no quieren renunciar. Este problema no es individual, sino que es algo que afecta al colectivo, que se encuentra enraizado en el patriarcado que ha situado a los varones en el centro, siendo la medida de todas las cosas y estando las mujeres en un segundo plano sobre el que ellos sustentan su ventaja. Al hallarnos en este sistema social nos resulta difícil reconocernos dentro de él. Nacemos en él, se nos otorga un puesto en función del sexo y percibimos que es natural que estemos ahí.

Solo si adoptamos un poco de distancia, podremos reconocer cómo estamos dentro de este sistema y, a través de la autoobservación, ver si estamos siendo demasiado condescendientes con conductas que en el futuro pueden convertirse en violencia de género. Por ejemplo, en una pareja joven, cuando la chica facilita a su novio las claves de sus redes sociales o se somete a su opinión para vestirse de una u otra forma, se puede interpretar como amor o como dependencia. Estas conductas en muchos casos derivan en otras formas de violencia, cuando la mujer se encuentra absorbida por la relación y no tiene independencia económica ni emocional, entonces no encuentra una salida fácil. Cuando una mujer posee la fuerza suficiente para salir airosa de esa situación, es tildada de haber incumplido sus tareas para con el hombre e incluso de maltratarlo psicológicamente. Se asocia a la mujer valiente e independiente con las malvadas, brujas, etcétera.

Sobre la victimización que denuncian algunas corrientes neomachistas, cabe decir que, efectivamente, ahora parece que algunos hombres empiezan a sentir miedo, al ver tambalearse sus privilegios, nerviosismo e incluso dudas sobre su papel social. Algo parecido a lo que han sentido y sienten todavía las mujeres cis y trans, los homosexuales, las personas de raza no blanca, etc.

Uno de los temas que más ha causado controversia son los piropos. ¿Un halago a una mujer es machista? ¿Nos tiene que halagar que nos digan piropos?

Lo primero que se nos ocurre es que afortunadamente vivimos en el norte, donde los piropos son menos habituales, porque también somos menos expresivos. No estaría mal que las mujeres recibiéramos halagos por nuestras capacidades, por lo bien que hacemos las cosas. Esto repondría parte de la autoestima que hemos perdido (y nos siguen arrebatando) en esta sociedad que ha priorizado lo masculino sobre lo femenino. Tal vez esta podría ser una forma de utilizar el piropo positivamente. Sin embargo, los piropos suelen estar referidos al cuerpo, al físico y a la sexualidad de las mujeres. Así todas tendríamos que ser eternamente jóvenes, tener una talla determinada y estar siempre bellas y vestidas de una determinada forma para agradar (papel que tampoco nos compete como mujeres) a gran parte de los hombres. Siempre, además se corre el riesgo de que los piropos se conviertan en insultos cuando alguna mujer no cumple esos estereotipos de belleza.

Los hombres también hacen frente a una nueva masculinidad, lo que a algunos incomoda. Hay comportamientos masculinos caducos pero que todavía siguen muy vigentes. ¿Todavía les cuesta alejarse de determinados tics? Tienen que ser machotes, no pueden ser vulnerables...

Algunos aspectos de esta nueva-buena masculinidad son percibidos por ellos como falta de hombría, falta de las características que hacen a un hombre masculino, en el sentido machista. Pero en el fondo es que no quieren, o son incapaces de perder los privilegios que han gozado desde siempre. Aceptar otros tipos de masculinidad que rompa los estereotipos de género, supone acatar roles de cuidado y reproducción, cediendo parte del tiempo libre a las demás personas. Esto les traerá algunos beneficios en la forma de vivir la afectividad, más próxima a sus seres queridos, más cercana, pudiendo expresarse, pudiendo llorar. Para algunos hombres, ceder su parcela de autonomía, de tiempo libre para el deporte (hacerlo o verlo). para salir con sus amigos, para hacer lo que libremente quiera, no es una buena opción.

Son preocupantes las letras de las canciones actuales, sobre todo las de reggeton. ¿hasta qué punto influyen en la visión que los jóvenes tienen de los roles masculino y femenino?

La música es muy importante para los seres humanos, pero recobra una importancia especial en la adolescencia, que es cuando los y las menores comienzan a desmarcarse de los gustos transmitidos por su familia. A ello se une la fuerza que tiene el grupo de iguales, es decir, amistades y cómo adoptan determinadas señas de identidad: forma de vestir, de peinarse, de expresarse, etc. entre ellas y destacadamente, la música.

Los gustos musicales van ligados a la industria de este género y no son tan libremente elegidos como creemos. En estos momentos la influencia del reggeton es importante, pero en otros lo fueron los boleros, la música pop, el rock, etc. En todos estos géneros y en épocas pasadas, las letras han favorecido a los hombres. “Si tú me dices ven, lo dejo todo”. En todo caso no nos parece la mejor escuela para aprender nuevas-buenas masculinidades.

Es curioso que todavía haya que decirlo, pero todavía hay gente que equipara el machismo con el feminismo.

Esta confusión creemos que ya es intencionada, porque no intenta deslindar los términos y las palabras y se queda en lo superficial. En la actualidad la palabra feminismo no es un término desconocido o utilizado solo en determinados contextos. Es una palabra que cada día se usa más y por ello quien no sabe su significado, en muchos casos, es porque no quieren profundizar en él y prefieren seguir desprestigiándolo. Lo contrario de machismo es hembrismo.

El feminismo es una teoría social y política que recoge sensibilidades muy diversas, que responden a varias formas de reivindicar lo mismo: la igualdad en el mundo. Y que, en su demanda, va más allá incluso de reclamar tan solo la igualdad para las mujeres, abarcando a otros colectivos marginados.

A veces también se relaciona el feminismo con ideologías de izquierdas, cuando en realidad es algo transversal. ¿Por qué cuesta tanto desvincularlo de la política?

El feminismo, como otros movimientos sociales, contiene y/o parte de un posicionamiento político. Las primeras feministas que reivindicaban y luchaban por la igualdad y por tener los mismos derechos que los varones, hacían política. Una política viva que sufrían en sus carnes. No hay que olvidar estos orígenes.

En cuanto a si es más de ideología de izquierdas o de derechas o de centro, diríamos lo mismo que en la pregunta anterior, hay muchos feminismos y por ello cualquier persona (y no solo las mujeres) tenga la ideología que tenga, puede además ser feminista.

Resulta lamentable, no obstante, que el feminismo siga siendo hoy en día un arma arrojadiza entre los diferentes partidos políticos de la escena pública. Sería deseable que, en algún momento, no demasiado lejano, se empezara a contemplar como un tema de pacto de estado al igual que la violencia de género.

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