Alimentación y pensamiento negativo como facilitadores o alteradores del programa de nuestros genes

Alimentación y pensamiento negativo como facilitadores o alteradores del programa de nuestros genes

Rioja2

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En los inicios de mi adolescencia, junto con mi abuelo paterno, fui testigo de una curiosa conversación en el pueblo de Gurrea de Gállego –Huesca-. En casa de mis abuelos no faltaba nunca la miel, que a mi abuela le gustaba mucho, y mi abuelo la compraba directamente a una persona que tenía colmenas, lo que según él era fundamental en este tipo de producto.

Fuimos a su casa, y le encontramos en animada discusión con un maestro del pueblo, y otro señor que según decían era griego. En opinión del colmenero, que así era conocido, las larvas eran todas iguales, pero después algunas se convertían misteriosamente en reinas. Recuerdo que después de aquello le pregunté al profesor de ciencias naturales, don Jorge Ipas, sobre el tema, pero dijo que ya me contestaría, y así se quedó el asunto.

Hasta tiempos relativamente recientes, los entomólogos y biólogos creían que las larvas de las abejas reinas eran inicialmente diferentes de las de las abejas obreras, lo que explicaría su gran diferenciación posterior. Sin embargo ahora se sabe que no es así, y que es la alimentación –las larvas de las futuras reinas se alimentan exclusivamente con jalea real- la que manda sobre el hecho de que el programa genético vire a un lado o a otro; un hecho que parece ser sistemáticamente ignorado por quienes se consideran expertos en el tema.

En efecto, la jalea contiene no sólo determinados principios activos, como ciertos minerales que actúan de coenzimas –facilitando ciertas reacciones químicas-, sino que la resonancia de sus estructuras permite una importante diferenciación en su biofísica –gradiente vibracional-, lo que permite que las reinas sean más perfectas y puedan vivir siete años, como nuestras células nerviosas, en tanto que una abeja obrera tiene una esperanza de vida de cuarenta y cinco días. Llegados a este punto comprenderá el lector que resulta descorazonador leer las tonterías que en ocasiones se escriben y se escuchan sobre el tema de la alimentación, en revistas y programas que pretenden ser de nivel, por quienes a bombo y platillo se consideran expertos.

Otro punto importante en lo referente a los seres humanos, son los pensamientos negativos, que alteran nuestra condición biológica; inicialmente biofísicamente y después bioquímicamente. En este sentido recuerdo como el investigador Jean-Michel Weiss lo demostraba en sus cursos haciendo que las personas recordaran alguna situación complicada de sus vidas, como por ejemplo un accidente; si era de tipo emocional se alteraba inmediatamente la frecuencia del vórtice cardio-bronquial –resonancia en nota musical LA-, y a continuación ascendía la energía de los meridianos del corazón y/o del pulmón.

El desarrollo humano desde el nacimiento implica un aprendizaje constante para con ello saber desenvolverse ante las circunstancias diversas de la vida, por lo que es importante desarrollar nuestras capacidades innatas, algo que no parecen saber ninguno de los encargados de dirigir la educación, y así no sólo se han perdido extraordinarios músicos y profesionales de cualquier rama, sino que se han creado un ingente número de adolescentes desubicados e infelices con tendencia depresiva.

El pensamiento humano, al igual que la visión –para eso tenemos dos ojos que no miran uno para cada lado, como en tantas especies de animales-, es en relieve –para eso estamos dotados de dos hemisferios: en racional-deductivo-analítico, y el emocional-intuitivo-. En los centros educativos, se enseñan los colores, pero a pensar en blanco y negro, ¡antes de desarrollarse, que es como pretender que un bebé de cuatro meses no sólo ande sino que nade y corra como un campeón!, lo que es una contradicción que puede resultar fatal.

Las abejas nos han dado la clave para comprender la importancia de la alimentación. *En la imagen catando colmenas.

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