Esta es la Princesa republicana de la que Sabina se enamoró en Logroño

Esta es la Princesa republicana de la que Sabina se enamoró en Logroño

Rioja2

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Entre la cirrosis y la sobredosis andas siempre muñeca. Con tu sucia camisa y en lugar de sonrisa una especie de mueca. Cómo no imaginarte. Cómo no recordarte hace apenas dos años cuando eras la princesa de la boca de fresa, cuando tení­as aún esa forma de hacerte daño. Ahora es demasiado tarde princesa, búscate otro perro que te ladre princesa..

. ¿Cuántas veces habremos cantado esta canción?

Una canción mítica en cualquier concierto de Joaquín Sabina que pone el pie al auditorio y que hace unos días Rioja2 desveló que estaba inspirada en una 'princesa' de Logroño. Pues bien, la hemos buscado y sí, la hemos encontrado. Numerosas son las leyendas que hay sobre la 'Princesa' de Sabina. Unos dicen que se llamaba Fabiola, otros que ya ha fallecido.... Leyendas todas erróneas porque la 'Princesa' de Sabina vive en Barcelona.

Se llama Arianne Sved y está en Barcelona

Se llama Arianne Sved y vive en Barcelona junto a su marido. Y como ella misma recuerda en su blog, por circunstancias de la vida, pasó su adolescencia en Logroñodonde vivía la familia de mi madre” y fue, asevera, “la época más infeliz de mi vida que recuerdo”. Y es que la 'Princesa' de Joaquín Sabina pasó del color al blanco y negro porque cuando llegó a España, “las diferencias culturales me resultaron indigestibles: de tele en color a tele en blanco y negro, de Glam rock a flamenco pop, de un colegio mixto a un estricto colegio de monjas, de aprender a memorizar, de vivir con mis padres a vivir con mis abuelos ─mi madre había encontrado un trabajo de secretaria en Madrid (su ciudad natal) pero no podíamos mudarnos hasta que acabara el curso escolar─, de una creciente igualdad de género al sexismo más extremo”.

No fumes, que a los chicos no les gusta, le dijo su abuela. “Por no hablar del fascista machista de mi abuelo, que no era el verdadero padre de mi madre, según descubrí con alivio. Mi abuelo biológico era un anarquista que había muerto durante la guerra civil española. Enviudada con una hija pequeña, mi abuela cometió la insensatez de casarse con uno del bando enemigo”. Y aunque ella y su familia se fueron a Madrid, pronto regresarían a Logroño donde su padre encontró un trabajo de director adjunto en un hotel.

“Detestaba la idea de volver pero no me quedó más remedio”

Al cabo de unos meses, mi padre encontró un trabajo de director adjunto en un hotel de Logroño. Detestaba la idea de volver pero no me quedó otro remedio”. Su madre también encontró trabajo, en una bodega, “siempre teníamos una buena botella de Rioja en casa”, recuerda. Y, “como adolescente un tanto confusa a la que le tiraba más la rebelión cultural que la política, empecé a saltarme clases del instituto para escabullirme en un bar cercano llamado Merlín, el único local enrollado de la ciudad”. Por cierto, que el Merlín estaba en la calle Portales de Logroño.

Allí, descubrió el “decadente placer de consumir drogas al son de Heroin de Lou Reed y Horses de Patti Smith”. Sus resultados académicos pronto se resentirían porque “tras haber suspendido dos asignaturas por primera vez en mi vida, decidí dejar mis estudios para perseguir mis ambiciones musicales mientras daba alguna clase de inglés para financiar mis vicios”. Fue así como comenzó a ir a locales de ensayos. Y fue en este mundillo donde “conocí al cantautor Joaquín Sabina, antes de que se hiciera internacionalmente famoso”.

“Él en Madrid y yo en Logroño”

Saved recuerda que Joaquín Sabina tenía 14 años más que ella. Aún así, “vi algo en el tío que me cautivó; era ingenioso e irreverente, tanto en sus letras como en la vida real, y muy cariñoso al mismo tiempo”. Estaba casado, asegura, “pero eso no impidió que tuviéramos un amorío”. Relación que duró un año más o menos de forma intermitente, calcula, “porque él vivía en Madrid y yo en Logroño”.

Un par de años más tarde, “sacó el tema de Princesa en el que habla de una chica que le había embelesado pero que, al engancharse a la heroína, había perdido todo su encanto”. Y sí, Sved reconoce que la canción habla de ellaaunque se permitió mucha licencia artística en la letra, como él mismo reconoció más tarde”. Y es que, “por suerte, nunca sufrí una sobredosis ni robé una farmacia como la protagonista de la canción; conseguí desengancharme a tiempo, a diferencia de algunos amigos yonkis que perdí por el camino”. La relación amorosa con Sabina terminó “pero nuestra amistad continuó cuando me mudé a Madrid, por mi cuenta esta vez”.

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