Los burreros, el mocito o el chorrabuena. Alberite quiere recuperar sus apodos

Los burreros, el mocito o el chorrabuena. Alberite quiere recuperar sus apodos

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Un apodo es un nombre que suele darse a una persona tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia, dice la RAE. Algo muy extendido por la geografía riojana porque, quien más o quien menos, conoce a alguien que tiene un apodo. Y el Ayuntamiento de Alberite quiere recopilar “esta riqueza cultural y patrimonial”. Y, por esta razón, cuenta el concejal de Cultura, Daniel Carrillo, a Rioja2 hemos puesto en marcha el proyecto, Los nombres que el pueblo otorga.

La intención, detalla, es recopilar los apodos con los que durante generaciones nos hemos referido al hablar con o de alguno de nuestros vecinos y recoger también los apodos que han ido apareciendo en los últimos tiempo. “Queremos indagar y recoger toda esta cultura tradicional de nuestro pueblo con el fin de divulgar todo nuestro patrimonio”.

Los burreros, el mocito, el chorrabuena...

Y es que los apodos son algo muy vivo en la mayoría de los pueblos de La Rioja. De hecho, en Alberite hay incluso varias generaciones que siguen conservando el apodo. Es el caso de Los Peñazo y Los Burreros. “Mi abuelo llegó a Alberite en 1976 y tenía un negocio de burros, animales que, antiguamente, hacían las veces de las máquinas excavadoras. De hecho, hizo el puente de Alberite y el cauce para hacer el paseo...”, recuerda Carrillo. Cuarenta años después, la familia de Carillo sigue siendo los burreros.

Algunos apodos tienen tradición familiar y otros son más personales como el que tiene el propio alcalde de la localidad, Ignacio Jadraque, más conocido como mocito, o el chorrabuena y su sobrino chorrin o los jugadores del Alberite que llevaron al equipo a tercera división y fueron apodados con nombres de míticos futbolistas como Kemper, Iribar o Schuster...

Una original iniciativa del Consisotrio de Alberite para la que han pedido la colaboración de todos los vecinos y asociaciones. Y es que todos los que recuerden algún apodo pueden enviarlos antes del 15 de marzo. Una vez recibidos todos los apodos, concluye Carrillo, veremos cuál es la mejor forma de recopilarlos para evitar que esto se pierda y a la vez que todos los vecinos puedan conocerlos.

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