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2018 será el año de consolidación de los vinos blancos
2017 ha sido un año marcado por las heladas y también por la sequía, dos fenómenos meteorológicos que han influido en la cosecha y cuyas consecuencias se dejarán notar también en 2018, como refleja Expansión.
En primer lugar, las heladas registradas a finales de abril, justo cuando la viña había brotado y avanzaba la floración, hicieron “un destrozo espectacular” en buena parte de Rioja, a lo que luego se sumó la sequía, que adelantó y redujo la cosecha.
Este año, incluso aunque llueva, la cosecha también será corta, debido a la falta de agua de septiembre y octubre, y, como indica Expansión, dos años seguidos de cosecha corta “pueden perjudicar a muchos negocios”. Además, se esperan subidas de precio, ya que muchas bodegas han tenido que comprar uva. En Francia y en Italia se han registrado también sequías, con lo que demandan más vino del habitual.
La buena noticia es que el consumo del vino ha aumentado, sobre todo en el hogar, y también la puesta en marcha de la zonificación. Expansión destaca, además, que el próximo año será “el de la consolidación de los vinos blancos”. El consumo de estos vinos aumenta y con él la oferta. No sólo triunfan los vinos blancos, jóvenes y afrutados, sino que también se abren paso los vinos blancos con más enjundia, un movimiento protagonizado en parte por bodegueros de Rioja, que están aplicando su buen hacer a su uva blanca tradicional, la viura.
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