El paro en La Rioja tiene nombre de mujer

Laura acaba de quedarse en el paro. No es la primera vez, lleva varios años enlazando contratos temporales. “No me renovaron después de la baja por maternidad. Desde entonces, es muy difícil encontrar trabajo y cuando lo encuentro, son contratos de pocos meses”. El mes pasado finalizó su último contrato y tuvo que volver al paro. Laura es una de las mujeres que engrosan las listas de desempleados en la comunidad. Y es que en La Rioja el paro tiene nombre femenino.

Todos los parados registrados en La Rioja en noviembre, el 100%, son mujeres, en concreto 132 mujeres que perdieron su trabajo o que se apuntaron por primera vez al Servicio Riojano de Empleo. A nivel nacional, el paro también hace mella en el género femenino: el 96% de los nuevos parados son mujeres.

Las cifras son claras: en La Rioja había en octubre 7.200 parados, cifra que descendió a 7.191 en noviembre, con lo que 9 hombres han encontrado trabajo el pasado mes. Por el contrario, 141 mujeres han incrementado las listas del paro riojanas, al pasar de 9.874 paradas a 10.015. En total, son 132 mujeres más inscritas en el antiguo INEM.

El paro se feminiza

“Las mujeres siguen atadas al rol de género que hace que sean ellas las que, tradicionalmente, se encarguen de cuidar a los hijos o a familiares enfermos y, para ello, reduzcan su jornada laboral”, explican desde CCOO. Un planteamiento que la situación de Laura confirma: “No he vuelto a tener un contrato fijo desde que me quedé embarazada”. La situación es también especialmente difícil para las mujeres de 45 años, que se incorporan a las listas del paro en mayor número que las de otras edades.

Ser mujer, tener más de 45 años y querer trabajar, misión imposible en La Rioja

Son datos que confirman la tendencia de feminización del paro. La brecha de género aumenta cada día más y se ha acrecentado después de la crisis. Como indica CCOO, no es tanto porque aumenta el número de paradas, sino porque el empleo que se crea es para hombres. Las oportunidades de trabajo que se ofrecen a las mujeres son peores y las que consiguen tener un empleo cobran un sueldo inferior, muchas veces por que se les aplican una categoría diferente que a los hombres por el mismo trabajo. Las cifras no engañan, la precariedad y el paro se ceban con las mujeres.