“He tenido las mismas dificultades que cualquier otro estudiante”

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Se llama Andrea y estudia en la Universidad de La Rioja. Como el resto de compañeros, Andrea asiste cada día a clase, toma sus apuntes y disfruta, cuando puede, de su vida universitaria. Andrea es una alumna más de segundo de Trabajo Social. Confiesa que eligió esta carrera porque su discapacidad le obliga a enfrentarse a la vida de otra forma. “Quizás soy más sensible y me hace feliz ayudar a la gente”. Me siento afortunada, confiesa, y pienso que puedo aportar muchas cosas a las personas que no han tenido la misma suerte que yo. Andrea es ciega.

“He tenido las mismas dificultades que cualquier otro estudiante”

El camino a la Universidad, explica, no ha sido difícil, no más que para el resto. “He tenido las mismas dificultades que cualquier otro estudiante”. Y aunque ahora está plenamente integrada, echando la vista atrás comprueba que “no en todas las etapas de la vida la aceptación es tan buena, hay algunos años en la vida en los que a los diferentes se nos considera inferiores”. Ahora todo esto está superado y, Andrea, solo tiene un objetivo, finalizar sus estudios y poder trabajar, si es con niños, mucho mejor.

Y para ello, al igual que sus compañeros tiene que superar el día a día en la Universidad. Asiste a sus clases y toma sus apuntes. “Además los debo coger bastante bien porque en ocasiones algunos compañeros me los piden”. Y es que Andrea domina bastante la mecanografía. “Aprendí mecanografía en primaria así que escribo bien y soy muy rápida”, dice.

Coger apuntes no supone ningún problema. Sí lo es cuando las clases se apoyan con presentaciones en la pizarra. “En estos casos es mi profesora de apoyo de la ONCE la que me los pasa y, si no se puede, incluso me los hacen en relieve”. Y es que en la formación de Andrea el profesorado tiene mucho que decir.

Porque en el día a día de alumnos como Andrea no depende tanto que la universidad esté o no adaptada a las personas con discapacidad aunque por supuesto sí que ayuda que haya, como es el caso de la Universidad de La Rioja una oficina específica que, “aunque podía funcionar mejor, ahí está”. La voluntad y predisposición del profesorado es clave.

Y es que a lo largo de estos años se ha encontrado de todo. Ahora mismo en la universidad, cuenta, “hay profesores que llevan ya muchos años dando la misma materia y de una misma forma y les cuesta un poco más tener en cuenta mis necesidades otros, sin embargo, ya tienen la materia de ese día adaptada”. Andrea tiene que adaptar todo el material. “Tengo que hablar antes con todos los profesores para adaptar los libros a formatos accesibles para mi”. Es curioso, dice, “uno de los profesores que más asustó cuando le hablé de mi discapacidad es ahora uno de los más previsores”.

Conocimientos que, como cualquier otro universitario, debe demostrar que ha asimilado a través de los exámenes. “Propusimos usar los ordenadores de la universidad para realizar los exámenes porque en el mío tengo todo, apuntes, resúmenes.... y no sería justo”. Y es así como Andrea se examina. “Necesito que el ordenador de la universidad tenga un teclado parecido al mío y que tenga una aplicación que me vaya leyendo lo que voy escribiendo, lo que sale en la pantalla”. Algo que dice se soluciona fácilmente con un pen drive.

Y es así como Andrea va superando los exámenes de los distintos ciclos formativos. Para el resto de obstáculos y pruebas que le va poniendo la vida, Andrea tira de optimismo y de ganas de seguir luchando.

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