Los jóvenes quieren ser emprendedores pero no lo consiguen hasta los 40

Los jóvenes quieren ser emprendedores pero no lo consiguen hasta los 40

Rioja2

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No tener jefes y nno depender de superiores. Es lo que más valoran los millennials de ser emprendedor. De hecho, más de la mitad de los jóvenes de esta generación, (57%) apuesta por el autoempleo. El 40 % también señala que emprender lleva implícito un componente de autorrealización y un 23 % lo ve como una puerta de entrada al mercado laboral.

Esta generación no conecta con los valores que rigen el mercado laboral ordinario y hace la revolución por su cuenta al ritmo del do it yourself. Estamos ante un cambio de marco mental. “A la generación que estudiamos en las décadas de 1990 y de 2000 se nos orientaba a opositar o a trabajar en una empresa”, señala la profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC Ana Jiménez Zarco. “Ahora, en cambio, desde las mismas escuelas y, después, desde las universidades se potencian competencias como el emprendimiento y el pensamiento crítico, que son clave para sacar adelante tu proyecto personal”, explica.

Este es un aspecto crucial, según Jiménez Zarco, que destaca que se dan tres circunstancias que se conjuran como la combinación perfecta. La primera, formación por competencias desde la etapa escolar. La segunda, impacto de una crisis que ha cambiado el mercado laboral restringiendo las convocatorias de oposiciones y con tandas importantes de despidos. Y, finalmente, desde la Administración pública y algunas entidades privadas, medidas que han favorecido el emprendimiento.

Jiménez Zarco, que es investigadora del grupo i2TICnet del IN3 y ha colaborado en varios estudios sobre emprendimiento, añade que, con respecto a los mileniales, hay un contexto digital que potencia la individualidad y sitúa al alcance de muchos la posibilidad de hacer cosas por uno mismo. “El hecho de ser nativos digitales tiene mucho que ver : son una generación que ha crecido con las facilidades que aportan las nuevas tecnologías, y ahora lo ven como una herramienta muy potente para trabajar por su cuenta”.

A la flexibilidad y bajos costes que ofrecen internet y las redes sociales, hay que añadir la eliminación de obstáculos temporales y espaciales para acceder a un mercado global. “El contexto digital hace posible desarrollar proyectos individuales y sitúa al alcance de muchos la posibilidad de hacer cosas por uno mismo, pero también favorece el éxito de otros modelos de empresa basados en el trabajo en red o la creación de microempresas”, señala.

El caso de los nacidos en las décadas de 1970 y 1980 es diferente. La realidad les ha demostrado que el primer empleo ya no es para siempre, a diferencia de la experiencia de sus padres. Así y todo, aún fueron educados con la idea de un mercado laboral relativamente estable. Una imagen que ha pasado a la historia. Ante la nueva realidad, esta generación, sobre todo los profesionales liberales, han apostado por el freelancing y el autoempleo. En unos casos por necesidad, en otros por ambición, para mejorar las condiciones laborales o el salario.

Según el Informe GEM España 2016 del observatorio Global Entrepreneurship Monitor, las motivaciones para emprender son “la necesidad” o “la oportunidad”, entendida como la solución a un problema determinado. El estudio apunta que el 26 % de los emprendedores lo son por necesidad y el 70 %, por oportunidad. De estos, un 42,8 % busca más independencia, un 45 %, aumentar ingresos y un 8,8 %, mantenerlos. Es relevante destacar que hasta 2015 la principal razón para autoemplearse era tener más independencia y que ahora el principal motivo es ganar más dinero.

El informe señala que, durante 2016, la media de edad de los que manifestaban interés por convertirse en emprendedores potenciales era de 38,7 años, mientras que la población emprendedora en fase inicial tenía una media de edad de 40,4 años y las personas identificadas como empresarios consolidados, de 47,7 años. En este sentido, Jiménez Zarco hace un apunte especial respecto a las mujeres: “Cada vez hay más casos de mujeres que emprenden como opción para conciliar vida personal con carrera profesional”.

Por otra parte, los investigadores concluyen que el hecho de tener experiencia laboral antes de iniciar un proyecto es relevante. Por ello, entre los treinta y cinco y los cuarenta y cuatro años es la franja en la que se concentra la mayoría de proyectos emprendedores. Hay una cuestión práctica: uno de los principales elementos que se valora a la hora de dar financiación es la experiencia previa.

Sin embargo, hay que destacar que en 2016, un 7,8 % de los jóvenes entre veinticinco y treinta y cuatro años estaban implicados en algún proyecto de emprendimiento. Jiménez Zarco apunta que, en la mayoría de casos, es gracias a proyectos que tienen su origen en la universidad mediante aceleradoras o incubadoras de empresas.

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