Los turistas invaden el Casco Antiguo, ¿la gentrificación ha llegado a Logroño?

Logroño. Sábado 29 de julio. Una pareja consulta un mapa buscando La Redonda. Otra pregunta, en inglés, por un buen restaurante para comer en el Casco Antiguo. No les será difícil encontrar alguno. Donde antes había comercios tradicionales ahora hay gastrobares, cafeterías y restaurantes modernos. Los turistas han irrumpido con fuerza en el día a día logroñés y la ciudad se adapta para atenderles con sus mejores galas, pero...¿esto es bueno o malo? Hoy hablamos de gentrificación.

La gentrificación es un término adaptado del inglés gentrification, que alude al proceso mediante el cual la población original de un barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor. Es un fenómeno que se ha dado en grandes ciudades como Londres o Barcelona, donde barrios como Shoredich o la Barceloneta han cambiando ostensiblemente en los últimos años. El debate está en si la gentrificación también ha llegado a Logroño.

El doctor en Historia del Arte y Arquitectura Eloy Bermejo es de los que defienden que sí se puede hablar de gentrificación, aunque no protagonizada por clases altas sino por turistas. “El Casco Antiguo se ha convertido en un mercado donde prima lo económico”, asegura Bermejo, quien cita como ejemplo los PERIS de Mercaderes y Carnicerías, donde se ha cedido a la iniciativa privada el desarrollo de esta zona. También las calles Laurel y San Juan, que parecen “centros comerciales dedicados a la hostelería, un parque temático donde no se puede pasear a determinadas horas”.

El Casco Histórico se llena de hoteles, restaurantes y pisos, mientras los comercios tradicionales cierran sus puertas. Esto supondrá, a juicio de Bermejo, la llegada de residentes con mayores ingresos y el desplazamiento a otras zonas de la población original. “Se desplaza la pobreza a otro lugar, sin realmente erradicarla”.

“NO HAY GENTRIFICACIÓN SINO TURISTIFICACIÓN”

Una visión bien distinta de la evolución del Casco Antiguo es la del arquitecto Íñigo López-Araquistáin, que considera que en Logroño no se puede hablar de gentrificación como tal sino de turistificación, un fenómeno que no ve con malos ojos. Y es que López-Araquistáin considera que la importancia que se está empezando a dar al sector turístico, con inversiones en servicios y hostelería, es muy positiva para esta zona de Logroño. “Se está invirtiendo en rehabilitar la zona, pero no se está echando a la gente”, subraya.

Al contrario que Bermejo, defiende que el Casco Histórico de la capital riojana no se ha vaciado por una lucha de clases, sino por razones de habitabilidad. “No hay dotaciones, no se pueden hacer parques, no se puede aparcar, las calles son estrechas, sin luz natural en muchos casos...El Casco Antiguo estaría abocado al fracaso si no fuera por la hostelería y el turismo”, afirma tajante.

Es natural, a su juicio, que se haya dado un cambio en los usos tradicionales de esta zona. “Logroño se está convirtiendo en una ciudad de servicios”. El turismo, entonces, ¿es beneficioso o perjudicial para el Casco Histórico? Mientras López-Araquistáin defiende sus virtudes, Bermejo apuesta por impulsar un turismo sostenible y por regular las inversiones inmobiliarias.

“El Ayuntamiento debería generar ordenanzas que regulen por ejemplo, las plusvalías que se producen por la venta de suelo o regulando los alojamientos turísticos alegales, limitando las licencias de bares, restaurantes y hoteles y protegiendo a los inquilinos en alquiler”, detalla. López-Araquistáin coincide en pedir una regulación sobre los apartamentos turísticos pero también reclama una rebaja en la carga fiscal a los hoteles.

Dos visiones distintas sobre lo que está pasando en Logroño y sobre hacia donde va la ciudad. Subyace tras ellas un debate mayor: el modelo que queremos para nuestra ciudad.