Los agricultores de La Rioja Baja, preocupados por la superpoblación de fauna cinegética

Los agricultores de La Rioja Baja, preocupados por la superpoblación de fauna cinegética

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La superpoblación de ciervos, corzos, jabalíes y conejos tiene en vilo a los agricultores riojanos y, en particular, a los riojabajeños. Y es que este año están notando sus efectos más que nunca. Ha habido un aumento de estas especies, lo que está provocando importantes daños en los cultivos de cereal, árboles frutales, hortalizas, olivos, almendros...los animales están arrasando con todo y desde el sindicato ARAG-Asaja reclaman soluciones inmediatas.

Lo cierto es que los agricultores tienen asumido que sus cultivos están expuestos a sufrir daños por la fauna cinegética, pero este año el problema ha tomado otras dimensiones. “Llevamos años arrastrando superpoblación, sobre todo de conejos, pero este año hay más ejemplares de estas especies en lugares donde no había presencia hasta ahora, lo que nos ha llevado a ver corzos entre viñedos”, explica desde el sindicato Igor Fonseca.

La sequía también ha contribuido a agravar el problema. “Los recursos naturales escasean y estos animales buscan alimentos. Los conejos se comen las hortalizas del valle y la corteza de los árboles, los corzos se alimentan de los brotes de viña y el jabalí deja grandes socavones en parcelas de frutales...Está siendo un año muy complicado”, lamenta Fonseca.

Los daños ascienden al 100% en algunas parcelas. En algunas de ellas, el daño es permanente y los agricultores tendrán que plantarlas de nuevo. “Es raro el agricultor que ha sacado una cosecha decente de cereal en La Rioja Baja, debido a los ataques de los conejos”

SOLUCIONES

Ante este desastre, los agricultores reclaman “medidas excepcionales para controlar las superpoblaciones sobredimensionadas”, explica Fonseca, quien cita como ejemplo otras comunidades como Castilla y León en las que la Administración ha ampliado los días de caza. Es necesario, por tanto, la acción conjunta de cazadores y Gobierno regional.

A esto se suma la indefensión que supone para los agricultores el hecho de que los seguros no cubren los daños que se suceden de forma repetida y sólo se cobra de forma íntegra la primera vez. “Si hay un riesgo permanente, no hay seguro que lo cubra, por lo que esto no es la solución”, según Fonseca, quien insiste en la necesidad de “acomodar la población a lo que sea capaz de sostener el territorio”. “Cuando no se ataja, estos animales se reproducen, aumenta la población y los daños son mayores, sobre todo en un año con sequía”, concluye.

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