Generación Sí-Sí, jóvenes que estudian y también trabajan

Generación Sí-Sí, jóvenes que estudian y también trabajan

Rioja2

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No estudiaban ni tampoco trabajaban. Tenían entre 18 y 30 años y formaban parte de un modelo adolescente y juvenil caracterizado por el simultáneo rechazo a estudiar y trabajar. El ciclo económico, desajustes del sistema educativo, la desigualdad de oportunidades o disponer de un futuro asegurado por la capacidad económica de la familia era el origen de estos jóvenes que decidieron cruzarse de brazos y ver pasar la vida. Era la generación Ni-Ni.

Una generación que parece está en peligro de extinción porque llegan, pisando fuerte los denominados Sí-Sí, esos otros jóvenes que sí estudian y sí trabajan. Es el caso de Enrique, un joven logroñés que lleva trabajando y estudiando desde los 16 años.De los 16 a los 18 años sacrificaba un mes del verano para trabajar y ganar dinero con el que poder pagar los viajes con mis amigos”. El lugar era lo de menos, una industria conservera, recogiendo fruta... “lo importante era empezar a ganarme la vida”.

Luego llegó la universidad. Enrique optó por una ingeniería. Estudios que siguió compaginando con trabajos.“Trabajo para seguir ganando dinero con el que hacer frente a mis gastos y tener cierta independencia económica, pagarme en parte de la carrera y, por supuesto, de echar una mano a mis padres”. Un dinero que, reconoce, “sabe distinto porque aprendes a saber lo que cuesta ganarlo y comprendes el esfuerzo que hacen tus padres”.

Por esta razón no entiende a los que deciden cruzarse de brazos y no hacer nada. “He conocido casos de familias monoparentales en los que el progenitor se partía los cuernos por sacar adelante a los hijos mientras estos se levantaban a las once de la mañana de la cama”. En alguna ocasión, asegura, “se lo he echado en cara y parece que se han puesto las pilas”.

Los denominados Sí-Sí viven el día a día como verdaderos luchadores que han decidido emplear sus energías en trabajar y a su vez estudiar, una tarea difícil pero que se puede lograr con fuerza de voluntad”. Levantarse pronto y acostarse tarde. Es el 'secreto' de estos a los que no les importa sacrificar su tiempo de ocio porque “el tiempo que me queda libre del trabajo lo tengo que emplear en estudiar”. ¿Y queda tiempo para disfrutar? “¡Claro que sí! Los amigos están en el trabajo así que, cuando acabamos la jornada laboral, siempre hay tiempo para tomar una cerveza y pasar un buen rato”. Con una buena organización, asegura, hay tiempo para todo.

Una generación gracias a la que se se recupera la confianza perdida en la juventud porque “ya no somos considerados chicos y chicas que vivimos de cuento y que somos mal vistos por las sociedad adulta”.

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