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En el acoso escolar, “por acción o por omisión somos todos culpables”

En el acoso escolar, "por acción o por omisión somos todos culpables"

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Psicóloga apunta a que los agresores, a veces, “a su vez son víctimas en otros ambientes o en otras etapas”.

LOGROÑO, 23 Nov. (EUROPA PRESS) -

La psicóloga Pilar Calvo apunta que los agresores, en caso de acoso escolar, a veces, “a su vez son víctimas en otras ambientes, o en otras etapas”. Por eso, es necesario entender el acoso escolar “como algo estructural”.

Calvo ha presentado el libro 'Por qué a mi'; un relato, en primera persona, de todos los protagonistas del acoso escolar dentro de la comunidad educativa, que busca que el alumno “reflexione” y se ponga “en la piel de lo que está viviendo cada protagonista”.

Se incluye a la víctima, el acosador, los observadores y compañeros; y busca trabajar el aspecto “emocional” para “comprender mejor qué está sucediendo”.

Está destinado a aquellos alumnos que han visto conductas inadecuadas y han mirado a otro lado; a quienes han sufrido acoso y no han tomado conciencia, a los acosadores. Todo para conseguir una “clase libre de acoso, respetuosa”.

El libro se presenta junto a una guía de intervención, para el claustro de profesores y la dirección, con las líneas para trabajar un plan de convivencia y una serie de sesiones de intervención terapéutica para víctimas y agresores.

Calvo ha hecho hincapié en la importancia de trabajar el acoso escolar dentro de la comunidad educativa “en el día a día”, y no solo en “el momento exclusivo” en el que ocurre algo.

Que la víctima sienta “el apoyo, la escucha, desarrollar otras competencias, crear vínculos positivos con los compañeros, fomentar la comunicación con tutores o familias, porque cuanto más coordinados estén más eficaz será la intervención”.

Ha incidido en que también hay que trabajar al agresor, porque están dentro de un proceso educativo, de formación de su personalidad, y deben ser conscientes del “daño que están causando y modificar su conducta”, incorporando el trabajo de la “ira y la impulsividad”.

En algunos casos, ha dicho, el agresor “no es consciente del daño que está haciendo”, aunque en otros lo hace “a conciencia”. Lo que siempre ocurre, ha indicado, es que “no empatiza”.

“A veces encontramos agresores que son víctimas en otros ambientes, por ejemplo en casa, o lo han sido en otras etapas, aunque no lo han visualizado, por eso hay una complejidad que es difícil de abordar”, ha dicho.

Así, ha abogado por entender el acoso escolar como algo “estructural”, no solo “limitado al centro” y, por tanto, encuadradado dentro de una “situación socio cultural de violencia y maltrato que cada vez tiene más cuerpo”.

“Hemos de ser conscientes de que la violencia está muy presente, en el ambiente familiar, por ejemplo”, y, en este sentido, se ha referido a una menor a la que había atendido y cuya madre “solucionaba todo en casa a tortazo limpio”.

Por eso, ha invitado a ser conscientes de la importancia de no resolver de manera agresiva, tener respeto en la comunicación porque “todos somos responsables de lo que está sucediendo”.

En este sentido, ha apuntado al momento en el que un padre recibe la noticia de que su hijo acosa, “y responde diciendo que la víctima no ha sabido defenderse”. Algo contra lo que hay que actuar, ha dicho.

Por último, que el agresor no solo tenga consecuencias, sino que se haga una labor terapéutica de sus emociones. Y quien tiene hijos observadores pasivos, trabajar que sean “proactivos” porque si no “por acción o por omisión somos todos responsables”.

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