Apicultores trashumantes en busca de la floración

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Si las abejas comenzaran a desaparecer, a la humanidad le quedaría pocos años de vida”, una frase que se le atribuye a Einstein y que, sea verdad o no, lo que sí que es cierto es que estos insectos desempeñan un papel fundamental en el medio ambiente. Álvaro Garrido es apicultor de Campomiel y asegura a Rioja2 que son fundamentales por tres cosas. “Para nuestra propia alimentación y para conseguir la polinización de las flores”. Algo muy importante en esta comunidad “por la gran cantidad de frutales que tenemos sin olvidarnos de la polinización tan fundamental para nuestros montes y, por supuesto, para la elaboración de la miel”.

En La Rioja, explica, es ahora cuando el sector apícola se empieza organizar “porque hace 40 años, la situación era bien distinta”. Y Garrido habla con conocimiento de causa porque él es la tercera generación de una familia de apicultores, “o te viene de familia o, si no, es muy difícil incorporarse a este sector y hacerlo rentable”. Y es que, según sus cálculos, “para que una familia pueda vivir de la miel son necesarias al menos 500 abejas”. En Campomiel cuentan con 2.000, “un hobista por ejemplo puede tener aproximadamente 15 colmenas pero si quieres vivir de la venta de miel por lo menos son necesarias unas 150”.

Un modo de vida que no es fácil y que gira en torno a la abeja. Y es que Garrido es también apicultor trashumante. Una vez que hemos terminado de recoger y envasar la miel de aquí, explica, nos llevamos la miel a otras comunidades siguiendo la floración específica de cada zona, el romero en Cataluña, el limón en Valencia...“. Un modo de vida que reconoce que es ”duro“ porque ”hasta mayo nos moveremos por prácticamente la mitad de España“.

Y todo, asegura, para poder vivir haciendo lo que te gusta, “tranquilamente sin grandes lujos” y a expensas de múltiples factores externos que, como cualquier otro cultivo, pueden arruinarte la cosecha. De hecho, Garrido asegura que este año ha sido el más catastrófico de los últimos quince años por la sequía y, de hecho cifra en “100.000 euros las pérdidas en tan solo cuatro meses”.

Pero además de la climatología, la avispa asiática se ha convertido en un nuevo enemigo de las abejas y en un dolor de cabeza más para los apicultores. Garrido la tilda de “depredador” y recuerda que irrumpió en Europa en el año 2008 por la zona de Francia. “Los apicultores pensábamos por aquellos entonces que no pasaría la barrera natural de Los Pirineos pero no fue así ya que ha conseguido infectar zonas de Asturias, País Vasco y Galicia destruyendo y dañando colmenares”. Unos daños que han provocado que la producción de miel se haya reducido hasta el 80%. “Estamos ante una especie invasora sobre la que, hasta el momento, no tenemos ningún tipo de control. Una especie que también ha llegado a La Rioja”, lamenta.

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