“Creemos en el diablo, pero cuanto más lejos mejor”

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Entre los planes del padre Abelardo Pérez nunca estuvo ejercer el ministerio pastoral de exorcista, pero fue llamado a dicha tarea en 1981 y, desde entonces, se ha convertido en un referente en la materia. Nacido en Briones en 1948, fue ordenado sacerdote en 1972 y desde hace más de 30 años trabaja en Guatemala, donde ejerce el exorcismo cuando es necesario.

De hecho, en América Latina los casos de posesión demoníaca son más comunes que en España. Pérez comenzó con estas labores cuando tuvo que tratar a una chica que presentaba cuadros de posesión. Su larga experiencia le ha llevado incluso a publicar un libro con 40 relatos de los casos que ha enfrentado: “Maximón, Satanán con corbata y sombrero”, originados por el culto a la figura de Maximón o San Simón, como se conoce en Guatemala a una entidad mitad santo, mitad demonio, que suele vestirse con traje y corbata.

Perteneciente al Opus Dei, el padre Abelardo Pérez postula que las prácticas de de brujería o santería que se hacen con la finalidad de pactar con Maximón han generado en muchos de sus fieles signos claros de posesión demoníaca.

¿Qué se hace en este trance? Una vez conocido el caso, es el obispo el que debe autorizar la realización del exorcismo, que consiste, principalmente, en rezar para expulsar al demonio del cuerpo de la persona poseída. Esto puede durar incluso años, porque algunos se resisten.

SIN CASOS EN LA RIOJA

Lo cierto es que el exorcismo está condicionado a la existencia de casos concretos. Se necesita entonces el permiso del obispo de la Diócesis correspondiente, si bien puede ser ejercido por cualquier cura e incluso por un laico. De hecho, todos los sacerdotes están preparados para ello, ya que han recibido la orden menor de exorcismo en su formación, que les faculta para echar al demonio. Además, también se puede otorgar a un cura el oficio de exorcista, sin esperar a la existencia de un caso.

En La Rioja no hay ningún exorcista oficial y, según indica Justo García Turza, portavoz de la Oficina Diocesana de Prensa, no se ha registrado ningún caso de posesión. “Creemos en el diablo, pero cuanto más lejos mejor. El demonio existe y es tan listo que no necesita aparecer en una forma externa”, afirma.

Sí que detalla García Turza la existencia de casos en Latinoamérica, donde la existencia de sectas que rinden culto al demonio favorecen la aparición de posesiones diabólicas, con gente que, por ejemplo, habla inesperadamente lenguas que no había estudiado antes. En estas situaciones, el sacerdote debe recurrir a la oración y a la invocación a la Virgen o a algún santo para conseguir acabar con la posesión. Suelen ser los curas de mayor edad los encargados de esta labor, “para garantizar que se lo van a tomar en serio”, concluye.

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