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Opinión - El problema de los tres gorros. Por Elisa Beni

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Estaba hecho, eso parecía. 27-20. Nos dejamos ir y a empezar a pensar en el Montpellier. Error. De los graves. Por suerte, no hubo que lamentarse. Se reaccionó a tiempo. Pero un 0-6 en los minutos finales provocaron intranquilidad en los aficionados locales, que ya saboreaban los puntos. Menos mal que Ángel Fernández robó una pelota y que Luisfe culminó el 29-27. De lo contrario, quizá ahora se estaba escribiendo otra historia.

El Naturhouse, tras arrollar a Bidasoa el sábado pasado, fue entrando poco a poco en el encuentro, como dejándose llevar en defensa para ir ajustando sus piezas y acabar de asegurar un triunfo importante y obligado. Con Sanad y Langaro como primeros espadas y con un Aginagalde -con fiebre el día anterior- que ha comenzado a un nivel excelso el cuadro franjivino pasó el trámite de la visita de un Ciudad Encantada valiente, limitado de recursos pero voluntarioso y que nunca le perdió la cara al choque pese a verse siete abajo. Con eso hay que quedarse, con el fin, no con la manera de lograr la victoria. Además de con la capacidad intimidatoria de este equipo para deterner penaltis, este miércoles hasta tres.

Fluidez y velocidad en ataque fueron los primeros argumentos para que el Naturhouse estuviera enganchado al encuentro. Después, cuando fue mejorando en defensa, sólo por momentos, tuvo que apelar al juego individual, en concreto a la pericia en el lanzamiento de Langaro, que asumió la responsabilidad sin problemas. Antes, Sanad, pletórico en la primera media hora con pleno, seis de seis, había mostrado sus armas: polivalencia, versatilidad y clarividencia cara a portería. Además, de todas las maneras, contragolpe, de rosca, desde el extremo, metiéndose como si fuera un lateral y sorprendiendo desde los 9 metros tras arrancar desde el costado…

Eran las buenas noticias de un Naturhouse que trabajando, eso sí, y de forma pausada iba como haciendo mella en un Ciudad Encantada sin complejos y con las ideas claras en ataque, donde Ponciano acaparaba toda la atención. Cuando le llegaba la pelota, el espectador podía intuir que el final de la jugada estaba cerca: o ejecutaba o interactuaba con Doldan, el pivote. Esta última acción hizo mucho daño a los riojanos durante el tramo final de un primer tiempo en el que la igualdad fue constante. El 2-4 fue la máxima de los conquenses, que afinaban en el tiro. Hubo que esperar hasta casi los 8 minutos para ver la primera parada de Kappelin, segundos antes vino la de Tercariol para los visitantes.

SANAD Y LANGARO

Se intuía que el conjunto que estuviera más ajustado en defensa podía sacar provecho. Garabaya exprimía a sus defensores y sacaba dos exclusiones que apenas afectaron al marcador. Una pena que el Naturhouse no estuviera ducho en esas superioridades para haber engordado la diferencia en el electrónico. El caso es que tras el 4-4, las acciones positivas de Sanad y Langaro permitía una ligera ventaja para los de Jota González, 8-6, que se redujo a la mínima expresión con dos goles seguidos de Medina.

De nuevo, desde los extremos (Ángel Fernández y Sanad), retomaría el liderazgo el bando local para que el duelo entrara en una fase más turbia, más compleja, menos atractiva en la que el juego colectivo en ataque dejó paso a la calidad individual. Daba igual quién tuviera la pelota. Ponziano amasaba en el Ciudad Encantada, mientras que Langaro se gustaba en el Naturhouse, aunque en los franjivinos también entraban en acción los extremos.

El 16-14 al descanso se veía como bueno. Faltaba dar la puntilla en la reanudación. Aginagalde sumaba paradas y permitía a los suyos correr, además de permitir a Cacheda cortocircuitar la defensa del Ciudad Encantada. El electrónico se despejaba, 21-15 (minuto 38), y eso que Tercariol, bajo palos, impedía que la sangría fuera mayor. Sin embargo, una sucesión de pérdidas provocaban que los de Lino Jiménez aún creyeran en los Reyes Magos. Pero tras el 22-18, el Naturhouse, con un Langaro sublime en las penetraciones, finiquitaron la contienda antes de lo previsto. Error de apreciación y una cuestión que se acusó en los minutos finales, con bastantes imprecisiones en los riojanos. Ciudad Encantada le ponía voluntad y ganas, mientras que los franjivinos no terminaban de encontrarse finos en la circulación y acumulaban errores.

SIN CONCENTRACIÓN Y SUSTO

Tanto que Jota González tuvo que llamar al orden después de un parcial de 0-4 casi involuntario de unos visitantes que seguían enchufados. Con el 27-24 (minuto 54) emergió un protagonista, Kilian, que con sus paradas desencajó a los locales. El parcial continuaba en aumento, hasta un 0-6 y bola para el Ciudad Encantada. Ángel Fernández robaba y Luisfe culminaba el contragolpe y en la jugada siguiente Aginagalde daba la tranquilidad a los suyos, aunque Vainstein ponía emoción a poco más de un minuto por jugarse con el 28-27.

Langaro ejecutaba el 29-27 y el capitán respondía desviando un tiro de Medina para dejar una última posesión a un Naturhouse que tuvo que volver a meterse en el partido por la falta de concentración en unos minutos. Jota González administró su último tiempo muerto para cerrar un choque trabajado durante varios minutos, en los que hubo actitud e intensidad defensiva, la justa para imponerse a un Ciudad Encantada. Ahora sí, descansar y preparar el duelo del Montpellier del sábado.

FICHA TÉCNICA

Naturhouse La Rioja: Kappelin (p), Sanad (7), Luisfe (2), Garabaya (2), Vigo (2), Molina y Ángel Fernández (4), siete inicial, Langaro (9), Montoro, Peciña, Aginagalde (p), Garciandia, Miguel Sánchez-Migallón (1p) y Cacheda (2).

Liberbank Ciudad Encantada: Tercariol (p), Perovic (3, 1p), Vainstein (1), Medina (5), Vidal (3), Doldan (4) y Ponciano (6), siete inicial, Mendoza, Nolasco (4), Canyigueral (1) y Kilian (p).

Parciales cada 5 minutos: 2-4, 7-6, 8-8, 12-10, 14-12, 16-14 (descanso); 19-15, 21-16, 24-19, 27-21, 27-24 y 29-27 (final).

Árbitros: Javier Álvarez Mata y Ion Bustamante López. Excluyeron a los locales Luisfe (min. 32), Garabaya (min. 45) y Montoro (min. 51) y a los visitantes Ponciano (min. 12), Vainstein (min. 18), Medina (min. 23) y Doldan (min. 44).

Incidencias: Unos mil espectadores en el Palacio de los Deportes.

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